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A cincuenta años del acto inaugural del dique Itiyuro, que hoy está en una situación crítica

Asistieron el presidente Lanusse, el gobernador Spangenberg y el obispo de Orán, monseñor Guirao.
Domingo, 19 de febrero de 2023 02:09

Mañana, 20 de febrero, el dique Itiyuro cumplirá oficialmente medio siglo de vida. Como otras obras públicas importantes de nuestra provincia, se inauguró en un aniversario de la Batalla de Salta.

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Mañana, 20 de febrero, el dique Itiyuro cumplirá oficialmente medio siglo de vida. Como otras obras públicas importantes de nuestra provincia, se inauguró en un aniversario de la Batalla de Salta.

El 28 de diciembre de 1972, la Agencia Tartagal de El Tribuno daba esta noticia: "Luego de las intensas precipitaciones registradas en los últimos días, comenzó a llenarse rápidamente el dique Itiyuro, ubicado a 48 kilómetros de esta ciudad (Tartagal) y que tendrá un espejo de agua de unas 400 hectáreas. Se venían realizando trabajos de desmonte en su lecho pero el llenado obligó a dejar esas tareas, pudiéndose observar muchos árboles en medio del agua".

Más adelante agregaba: "Es muy probable que esta obra -de gran importancia para el departamento San Martín- se inaugure oficialmente en la segunda semana de febrero, acto que contaría con la asistencia del presidente de la Nación, teniente general Alejandro Agustín Lanusse.

"Sobre el aprovechamiento del dique, en la zona se insiste en la necesidad de construir rápidamente los canales para el suministro de agua potable a las localidades que van desde el norte hasta el sur del departamento. Aparte de solucionar la falta de agua para consumo, que en determinadas épocas adquiere características graves, el Itiyuro posibilitará el riego de tierras aptas para la explotación agrícola", concluye el informe.

Inauguración

Y tal como se había adelantado, el presidente Lanusse arribó a General Mosconi el 20 de febrero de 1973. Lo hizo junto a su esposa Ileana Bell de Lanusse y el ministro del Interior, Arturo Mor Roig. Lo esperaban el gobernador de Salta, Ricardo J. Spangenberg ; el comandante de la 5ta. Brigada de Infantería, general Luciano Benjamín Menéndez; el obispo de Orán, monseñor Manuel Guirao, y el intendente de Tartagal, Alberto Abraham.

Luego de una breve revista de tropas Lanusse marchó hacia el Itiyuro con sus acompañantes en un coche fuertemente escoltado. A lo largo de la carretera (RN34) se podía ver soldados del Regimiento 28 de Tartagal cada 50 metros, pertrechados con armas largas. El automóvil cubrió rápidamente la distancia y solo paró unos instantes en los accesos a Tartagal y Aguaray. Asimismo, en muchos tramos del recorrido (55 km), se pudieron leer enormes letreros en el pavimento donde se exaltaba la figura de Perón.

Finalmente el coche del presidente trepó una cuesta sinuosa y llegó al embalse. En lo alto de la presa, entre el murallón y el aliviadero -describe El Tribuno (21/2/1973)- separadas del palco oficial por una soga, unas 100 personas esperaban bajo el sol el inicio del acto, con más de 40° de calor.

Antes de la ceremonia, un grupo de niñas aborígenes conversó brevemente con el matrimonio Lanusse. Eran de la misión San Francisco, encabezada por el padre Roque Chielli. Luego el gobernador Spangenberg pronunció una larga exposición reseñando su gestión. Concluido el discurso, monseñor Guirao bendijo la obra y acto seguido el general Lanusse descubrió una placa recordatoria. Después, el presidente de inmediato emprendió el regreso a General Mosconi. En ese trayecto solo hizo un alto en la misión aborigen de Caraparí, donde observó junto a su esposa la obra de los padres franciscanos.

De esta forma, y en menos de dos horas, la inauguración del Itiyuro había concluido; un embalse que mientras se inauguraba mostraba su muralla de contención sin terminar, el aliviadero a medio construir y el espejo de agua con árboles sin desmontar.

Trabajadores de la presa contaron a El Tribuno que la última creciente del río Caraparí había impedido concluir los trabajos de desmonte iniciados en un sector del dique. Por eso, en medio del aún pequeño lago, se podían observar copas de árboles".

Historia                

El proyecto perteneció a la Administración General de Aguas de Salta (AGAS) y originalmente contemplaba la generación de electricidad y la provisión de agua, tanto para beber como para riego, en las localidades de San Martín. Según una tradición oral que a menudo contaba el Dr. Domingo Yakúlica (ex profesional de YPF y ex docente de Ciencias Naturales de Salta), el proyecto del dique Itiyuro había sido sugerido a nuestro organismo provincial por YPF. Aunque ya no hay documentación que pueda avalar esta versión, la autoridad personal, técnica y científica del Dr. Yakúlica nos exime de poner en duda su versión. Por otra parte, hay que recordar que por esos años de mitad de siglo, YPF exploraba minuciosamente el Chaco en busca de gas y petróleo, y para lo cual, en medio del monte, investigaba, perforaba, hacía campamentos y abría picadas en una región que por entonces era casi virgen.

El hecho es que para AGAS los estudios preliminares de los embalses del Itiyuro y el Mojotoro fueron prioritarios hasta 1955, año en que ambos proyectos se interrumpieron por los acontecimientos políticos ocurridos a partir de septiembre.

Luego de tres años de inactividad, el gobierno de Bernardino Biella reflotó el proyecto al firmar en 1960 un convenio con la empresa Finexcorp por 8.000.000 de dólares, a los fines de financiar todas las obras de la cuenca del Itiyuro. El proyecto incluía además del dique, retenes de sedimentación, canales y usina hidroeléctrica. Pero como el convenio con Finexcorp necesitaba el aval legislativo, se desencadenó entonces una reñida polémica entre los legisladores del radicalismo intransigente (UCRI), del radicalismo del Pueblo (UCRP) y la Unión Provincial, tirando estos dos últimos en yunta. Hubo acusaciones cruzadas de todo tipo y hasta una caravana llegada de Tartagal exigiendo la concreción de la obra. En nuestra ciudad, copó la plaza 9 de Julio e hizo un acto público donde hablaron Hugo Martínez Fresco, Majud Jure y José Esper. Días después la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad el convenio, con la ausencia de los diputados de la UCRP y de la Unión Provincial. Y como en el Senado el resultado fue similar, el 4 de mayo de 1960 el gobernador Biella promulgó la Ley N° 3.543 aprobando el convenio con la Export and Finance Corporation de Vaduz (Finexcorp) . De esta manera, se concedía a la Provincia de Salta la financiación para todas las obras del Itiyuro.

Pero meses después, ya en 1961, una intervención federal apartó del gobierno de Salta a Bernardino Biella, paralizándose nuevamente las obras del Itiyuro.

La historia continuó en 1963, luego de que las elecciones generales del 7 de julio consagraran a Ricardo Durand gobernador. Entonces de nuevo el dique Itiyuro tomó estado parlamentario, esta vez impulsado por los legisladores Tomás Ryan y Héctor Hugo Heredia, ambos de San Martín. De inmediato el gobernador Durand brindó su apoyo a la iniciativa, mientras AGAS hacía llegar a cada uno de los bloques políticos documentos, estudios y hasta una maqueta del dique para acelerar su tratamiento y aprobación. Era evidente que Durand aspiraba a colocar la piedra fundamental de tan esperada e importante obra en el norte salteño. Sin duda quería poner una pica en Flandes en un territorio que le había sido esquivo en los comicios. Pero de nuevo el diablo metió la cola y un golpe militar, el de 1966, frustró una vez más proyectos e ilusiones.

Serían finalmente los gobernadores salteños de la Revolución Argentina, liderada por el general Onganía, los que impulsarían la obra del Itiyuro, ahora amputada y más tarde ejecutada a las apuradas. Se desecharon la usina, una cantidad indeterminada de retenes de sedimentación y canales para aguas de riego y de beber. Los reclamos de los vecinos de San Martín al momento de la inauguración por parte del general Lanusse son testimonios cabales de una obra defectuosa que, según se decía, debía tener una vida útil de ocho décadas.

Según datos periodísticos, a casi 15 años de su inauguración debió hacerse la primera remoción de sedimentos y ahora, a medio siglo, el embalse es casi un remanso. Las escasas obras para retener sedimentos y la deforestación serían las causas de su final prematuro.

 

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