¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

21°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

De ser Bergoglio de Buenos Aires a ser Francisco del mundo

El anuncio "habemus papam" siempre es conmovedor, pero hace diez años lo fue especialmente para los argentinos.
Lunes, 13 de marzo de 2023 01:56

Cuando el 13 de marzo de 2013 el cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa no solo los católicos, sino la generalidad de los hombres y mujeres, participamos de un acontecimiento singular: el anuncio "habemus papam" siempre es conmovedor, ha sido elegido un nuevo papa.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Cuando el 13 de marzo de 2013 el cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa no solo los católicos, sino la generalidad de los hombres y mujeres, participamos de un acontecimiento singular: el anuncio "habemus papam" siempre es conmovedor, ha sido elegido un nuevo papa.

Para los argentinos el anuncio era especialmente tocante pues el elegido era, por primera vez en toda la historia, un compatriota nuestro, al que muchos conocíamos personalmente. El mundo y nosotros teníamos un Papa argentino.

La elección y la figura de los papas nos remite a uno de los hechos más significativos de la humanidad. Su importancia proviene de que el mismo Jesucristo estableció esa institución confiada a un hombre. Se trata de una misión de origen trascendente y de alcance universal.

Precisamente, al encomendar a sus discípulos que continuaran de modo humano su presencia y difundieran su doctrina y su obra en todos los pueblos y en todos los tiempos, Jesucristo dejó una estructura de organización y en ella dio autoridad a sus apóstoles.

A la cabeza de estos puso a Simón, llamándolo Pedro, es decir "de piedra", fundamento desde el cual se confirmaría la fe de sus hermanos para guiarlos con una tarea universal.

Pastor universal

En esa responsabilidad Pedro buscó establecerse en una ciudad que tuviera suficiente importancia para poder ejercer su tarea. Fijó su sede en Antioquía, entonces ciudad de alto significado político y de gran movimiento cultural y comercial. Pero luego se trasladó definitivamente a Roma, la capital del Imperio de entonces y, con razón, la capital del mundo conocido. Donde está Pedro allí está la sede del gobierno universal de la Iglesia. El obispo de Roma es por ello reconocido como el pastor universal, del que no se puede prescindir; por ello los romanos dicen: "Muerto un papa, siempre se nombra otro".

En ese movimiento de la historia, a través de los siglos los papas han adoptado la costumbre de dejar su nombre propio y asumir uno nuevo para el ejercicio de su misión, como una manera de señalar que actúan no por iniciativa propia sino por la misión trascendente recibida.

Cuando la votación de los cardenales concluye en un elegido se le hacen dos preguntas: si acepta la misión y, luego, qué nombre adopta para ella. Jorge Bergoglio asumió el nombre de Francisco, con la intención de inspirarse en el santo de Asís, porque la elección del nombre significa de alguna manera la identificación con la persona de referencia.

El testimonio y la conducción universal de los papas ha ido generando a lo largo de los siglos distintas formas de estructuras y de instituciones sociales, que están pensadas no solo para las cuestiones internas de la Iglesia sino también para la relación con los gobiernos. Desde el año 1500 existe la función de las relaciones diplomáticas de la Santa Sede con los estados.

Recientemente se ha sumado el sultanato de Omán, de manera que suman 184 los estados y otras figuras internacionales con las que existe intercambio de diplomáticos, sobre 193 miembros de la ONU. El estado Ciudad del Vaticano es una figura reciente, del siglo XX, una estructura al servicio de la Santa Sede, pero no se identifican; el papa es también el gobierno unipersonal de ese Estado.

Una vez le preguntaron al embajador japonés ante la Santa Sede por qué su presencia allí siendo que en el Japón los católicos son una pequeña minoría. El diplomático respondió que a su país le importa tener contacto por el pensamiento y la acción que la Santa Sede aporta al mundo con un sentido humanitario libre de intereses propios, como suele tener cada país, y con una información y un nivel de análisis que no se encuentra en otra parte.

Pero esa proyección a la vida social e internacional, que se llama Doctrina Social de la Iglesia, no es apreciada por todos. Algunos factores de poder se sienten afectados y desarrollan intensas campañas de desprestigio y de confusión respecto a los mensajes de los papas, especialmente cuando no pueden aprovecharlas en la dirección que persiguen.

Tampoco es que los gobiernos acaten lo que dicen los papas como si fuera una autoridad de poder mundial en el campo político.

El poder de los papas está en la propuesta, en la persuasión; como bien advertía Stalin, los papas no tienen ejército. En este plano la diplomacia pontificia es incansable, siempre mantendrá caminos de diálogo con todos los sectores, buscando persuadir, es decir colaborar a que se vea dónde están la verdad, el bien y la justicia, se aprecie la paz y se tomen buenas decisiones.

Impronta

Cada papa si bien asume un servicio que no lo origina él, sin embargo, aporta su propio bagaje. Después del papa polaco, filósofo y pastor en las difíciles circunstancias de la cortina de hierro, llegó el papa alemán, teólogo de nota y claro apóstol de la fecundidad universal de la tradición cristiana. Nuestro Jorge Bergoglio lleva a la sede de Pedro su vida y su experiencia de sacerdote y obispo de la Argentina y de América Latina, con claros rasgos porteños, lo que introduce allí por primera vez miradas y estilos no europeos; más aún, de un cierto Tercer Mundo.

Francisco conoce y tiene particular afecto por Salta; desde sus tiempos de sacerdote jesuita tiene una deuda con el Señor del Milagro y guarda admiración y devoción por la figura del venerado arzobispo salteño Carlos Mariano Pérez.

Desde 1978 con Juan Pablo II han retornado papas no italianos y han intensificado sus viajes por el mundo, para un contacto directo con los pueblos y las iglesias locales. Al Papa polaco lo tuvimos incluso en Salta. Francisco ha organizado su agenda de viajes dando prioridad a las periferias del mundo y a los países donde la Iglesia es poca numerosa en fieles. Lleva realizados 40 viajes internacionales visitando 59 países. Ahora parece que le va llegando el turno a la Argentina, si confluyen algunas circunstancias.

(*) Rector del Profesorado de Ciencias Sagradas Mons. Tavella

.

.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD