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5 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El Papa que vino del fin del mundo

Lunes, 13 de marzo de 2023 01:56

Estábamos ordenando el depósito de la librería, cuando un compañero de trabajo pegó el grito "ya tenemos Papa", corrimos todos al televisor para ver las noticias. Bastó que el cardenal Tauran, con voz temblorosa, anunciara "Giorgius Marius", para que todos nos emocionáramos hasta el llanto, un Papa argentino…

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Estábamos ordenando el depósito de la librería, cuando un compañero de trabajo pegó el grito "ya tenemos Papa", corrimos todos al televisor para ver las noticias. Bastó que el cardenal Tauran, con voz temblorosa, anunciara "Giorgius Marius", para que todos nos emocionáramos hasta el llanto, un Papa argentino…

Han transcurrido diez años de su pontificado, entre luces y sombras, con el doloroso momento de la pandemia, los albores de una guerra mundial y la realidad de las migraciones masivas de pueblos sometidos a la locura de las ideologías o por las dictaduras ignorantes surgidas de la ambición desmedida de poder. La fuerza insondable de la tecnología ha logrado con noticias falsas o medias verdades desdibujar la emoción del primer anuncio, para hablar con desprecio de nuestro compatriota. A tal punto que, si el Papa sonreía o estaba serio, condicionaba también nuestro estado de ánimo y lo sometíamos a juzgamientos injustos. Ese es el camino del Pastor. Francisco sabe cuál es su misión, y con temple jesuítico, imperturbable, sigue su camino, muestra su misericordia y esconde su dolor. No es hipocresía, es un modo de mostrarse fuerte y ser el soporte de los que sufren. Su misión es timonear una Iglesia en proceso de transformación iniciado en el siglo XX, y que marcó su rumbo en los documentos del Concilio Vaticano II.

El Concilio Vaticano II fue un verdadero Pentecostés para la Iglesia, pero no todos sus miembros lo sienten igual. No me refiero a los discípulos de monseñor Lefebvre, sino a los que resisten en silencio, simulando sumisión. Los que prefieren ignorar el Vaticano II e intentan mantener un status quo. Francisco lo sabe y aun así, va tendiendo puentes y derribando muros. A veces, hay que destruir para construir. Juan XXIII lo pedía, Juan Pablo II lo imploraba, abrir la Iglesia para que entre aire nuevo, de renovación, a pesar del riesgo que implica.

Francisco dirá que es mejor una iglesia accidentada por salir al encuentro, que una iglesia enferma por quedarse inmóvil en su lugar de confort. Juan XXIII tiró la piedra, Pablo VI recogió el desafío e inició un camino sin retorno hacia el futuro, Juan Pablo I y Juan Pablo II intentaron caminar en medio de los conflictos, y Benedicto XVI, con su renuncia, abrió la senda a Francisco para restaurar la Iglesia y dar firmeza a la institución renovada a partir del Concilio Vaticano II.

Francisco es el Papa del Concilio Vaticano II. Es el Papa de una iglesia que avanza a un diálogo permanente con el mundo y con otras religiones, que intenta construir un mundo en paz, procurando el cuidado del hermano más pobre y manteniendo una vigilancia permanente de la casa común, el planeta Tierra.

Francisco sabe que el Evangelio es una senda estrecha, escondida para los que viven en lo establecido y que siempre lleva algún género de cruz.

Mucha tinta se ha volcado a los papeles y en muchos idiomas sobre Francisco, algunas ciertas, otras malintencionadas, destinadas a desprestigiarlo. A Francisco solo le importa continuar al frente de la barca de Pedro para llevarla a buen puerto, y ha puesto cimientos sólidos en sus documentos, en sus discursos y sobre todo en sus gestos, con su estilo de vida. Es el Papa austero, sencillo, demasiado pobre para perturbar a los poderosos del mundo y de las religiones.

Su pensamiento quedó plasmado para siempre en la Iglesia, que se debate internamente entre comprometerse desde el evangelio con la vida cotidiana del mundo y sus avatares o encerrarse en un pietismo absurdo, donde algunos cristiano, más que liberados, actúan como narcotizados, volando en un mundo irreal. Lamentablemente, la Iglesia siempre buscó seguridades vanas en su interior, seguridades falsas, que terminaron ahogándola y haciéndola estéril. Hoy necesita más que nunca una transformación que contagie de fe y esperanza a las nuevas generaciones de jóvenes y niños, quienes en su necesidad de trascendencia, se construyen ídolos con pie de barro.

Fratelli tutti es un documento salido de sus entrañas, inspirado por Dios, como Maestro de humanidad. Allí el Papa, nos recuerda que "necesitamos desarrollar esta conciencia de que hoy o nos salvamos todos o no se salva nadie. La pobreza, la decadencia, los sufrimientos de un lugar de la tierra son un silencioso caldo de cultivo de problemas que finalmente afectarán a todo el planeta", por ello dirá también: "Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. íQué importante es soñar juntos! Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos. Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos"(FT).

En el documento Querida Amazonia resalta el valor profético de la misión de la Iglesia. El profeta anuncia y denuncia, convirtiéndose en la voz de los pueblos de la Amazonia, que no es un sitio privatizable, es el pulmón verde del mundo, un patrimonio de toda la humanidad y los auténticos propietarios son sus habitantes, los pueblos originarios. "Todo lo que la Iglesia ofrece debe encarnarse de modo original en cada lugar del mundo, de manera que la Esposa de Cristo adquiera multiformes rostros que manifiesten mejor la inagotable riqueza de la gracia. La predicación debe encarnarse, la espiritualidad debe encarnarse, las estructuras de la Iglesia deben encarnarse" (QA).

Laudato Si, es la nueva Rerum Novarum del siglo XXI. Es un legado que trasciende los tiempos del mundo, pone a la Iglesia como custodia de la tierra y responde a uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo con un mensaje esperanzador y equilibrado ni ecolatría ni explotación desmedida de los recursos naturales. Producción sin ecología es un verdadero genocidio; ecología sin producción es un suicidio. Es necesario cuidar la casa común y al hombre como parte integrante de su existencia, no un simple dominador de lo creado. "El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social", nos dirá con firmeza el Papa, quien también nos recuerda que "Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad -por poner solo algunos ejemplos-, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza. Todo está conectado" (LS).

Francisco pretende una iglesia con rostro humano, como lo mostró Dios Padre en Cristo con la fuerza del Espíritu Santo. Es el Papa del Evangelio, de la Buena Noticia, del Dios hecho hombre. Por ello es el gran promotor de la ternura y la misericordia. Dios es un ser cordial, es el Sagrado Corazón de Jesús. El jesuita quiere sacudir tantas miserias del rostro de la esposa de Cristo, para que se muestre a través de ella, el rostro de Dios. Esa tarea no es fácil, poner la casa en orden, despojar a la iglesia de todo poder y riqueza que no hable de Dios, tarde o temprano, lo llevará inexorablemente a la Cruz. Él lo sabe y solo mira el horizonte de eternidad que lo espera pronto.

En Christus Vivit sintetiza su mensaje a la humanidad del siglo XXI, "Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: íÉl vive y te quiere vivo!" (CV).

Ojalá los argentinos superáramos el viejo dicho "nadie es profeta en su tierra" y escucháramos la voz del Pastor Universal, conciudadano nuestro, vecino nuestro, hombre sencillo y de a pie, capaz de conmover a los poderosos de ésta tierra. Dios lo puso ahí para sacar a su pueblo de pantano. Gracias Francisco.

 

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