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"Es fácil sentir la humanidad del Papa, es el rostro humano de Dios"

El padre Oscar Ossola es un referente de la Iglesia salteña y una cara amigable para los fieles dentro de la institución eclesástica, una cara que invita a acercarse y que despierta un sentimiento similar al que despertaba Jorge Bergoglio cuando era arzobispo en Argentina y que despierta hoy como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
Lunes, 13 de marzo de 2023 01:56

En diálogo con El Tribuno, Ossola repasa los principales hitos del papado de Francisco, y recuerda algunos detalles de su vínculo con Salta y con los patronos del Milagro. Sorprende con una anécdota con el Papa el año pasado, cuando le llevó un regalo y sintió la humanidad de quien es el líder de la Iglesia Católica y, posiblemente, el argentino más importante de la historia.

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En diálogo con El Tribuno, Ossola repasa los principales hitos del papado de Francisco, y recuerda algunos detalles de su vínculo con Salta y con los patronos del Milagro. Sorprende con una anécdota con el Papa el año pasado, cuando le llevó un regalo y sintió la humanidad de quien es el líder de la Iglesia Católica y, posiblemente, el argentino más importante de la historia.

¿Cómo analizaría el pontificado de Francisco en estos diez años?

En estos días vi algo que me gustó mucho, que fue un artículo de un cardenal jesuita, Michael Czerny, que determina tres parámetros o tres niveles donde Francisco descolló y destaca como lo más significativo de su pontificado: fraternidad, misericordia y la casa común, es decir la ecología.

Es interesante destacar de Francisco, como buen jesuita, primero la fraternidad. De hecho, los sectores más conservadores de la Iglesia no le perdonan o le cuestionan y critican mucho el tema de su ecumenismo, que exacerbó mucho más lo que ya venían haciendo Benedicto XVI y, antes, Juan Pablo II; es decir juntarse con todas las ramas cristianas y el diálogo interreligioso con musulmanes y judíos.

Este tema de la fraternidad y la posición de Francisco ante las guerras y los conflictos. Siempre fue el primero en alzar la voz, aunque es verdad que también se lo cuestionó por entender algunos que fue tibio en la cuestión de Ucrania con Putin, pero yo estoy convencido, como la mayoría, que hizo todo lo que estuvo a su alcance.

Con África hay una imagen tan conmovedora hace 4 años cuando convocó a los líderes de Sudán del Sur, previo a las elecciones, a un retiro espiritual en el Vaticano y terminó besándoles los pies a tres hombres y una mujer. Esto apunta a lo mismo: a la fraternidad, al fin de las guerras y de divisiones.

Increíblemente nadie es profeta en su tierra…

¿Lo dice por las críticas que recibe en Argentina?

Así es, en Argentina pareciera haber mucha gente que no lo soporta, que no lo puede ni ver y no quieren que venga porque, evidentemente, la grieta se lo comió en cierto sentido. Pero muchos estamos a la expectativa de que esto se supere y se cumpla lo que él mismo dice, que quiere venir al país.

Volviendo a los tres aspectos que destacaba. ¿Qué puede decir sobre la misericordia?

Él habla de que la Iglesia es para todos, que Jesús vino absolutamente para todos y entonces su postura, por ejemplo, en el trato para las personas homosexuales, a los migrantes, a los desposeídos y a los periféricos es completamente misericordioso y abierto a todos. También a muchísima gente, a los sectores más conservadores, les hace mucho ruido y no les gusta este aspecto. Y tal vez los más avanzados dicen que se queda a mitad de camino.

Algunos dicen que se queda a mitad de camino porque lo dice de la boca para afuera pero en la práctica no lo cumple. Pero, por ejemplo, con el tema de los abusos tuvo la actitud de ir a pedirle perdón a las víctimas en Irlanda y Canadá.

¿Y respecto de la casa común?

Sobre la ecología puso mucha energía, incluso hay una encíclica, que es Laudato Si, hablando del cuidado y utilizando una frase de San Francisco, que es el patrono de la ecología, el hermano Sol y la hermana Luna, por lo que es difícil imaginar hasta dónde puede llegar, porque es además el peso que tiene como líder mundial, entre los más grandes del mundo y, tristemente, en Argentina siente este vacío, esta sensación de que es insuficiente lo que hace.

¿Considera que hay una postura ingrata de quienes pretenden que el Papa piense como ellos para definir su simpatía hacia él; como pasa por ejemplo con deportistas como Messi, que se quedan en medio de la grieta?

Tal cual. Ya que nombra deportistas yo en estos días pensaba en lo ingratos que fuimos con Messi cuando perdió la final del Mundial 2014 y las Copas América de 2015 y 2016, a tal punto que lo llevamos a renunciar a la Selección con nuestras críticas.

Salvando las distancias, porque estamos de acuerdo que Messi es ídolo total en todo el mundo, pero la presencia y la impronta de Francisco supera todo. Es el argentino más importante de la historia del país y, sin embargo, lo hacemos a menos. Y así como hubo rechazo a Messi en su momento, ojalá Francisco algún día también sea reconocido entre nosotros.

¿Cree que está cerca una visita a la Argentina? Porque él antes ponía una distancia respecto de esa posibilidad, pero ahora lo da como una posibilidad más cercana...

Ojalá. Este año lo veo difícil porque es un año electoral, pero Dios quiera que la salud lo acompañe. Los católicos tenemos la fe de que venga a la Argentina y que se dé esta visita el próximo año.

Sobre lo que no hay polémica en torno a la figura de Francisco es en su frescura, la humanidad que tiene y que mostraba cuando era arzobispo en Argentina y que la mantuvo e incluso la profundizó como Papa…

Totalmente. Esas cosas como salir del Vaticano e ir a comprar un CD o a hacerse los anteojos, cuando podía salir más. O el romper todos los protocolos en las audiencias. Entonces Italia lo amó de entrada a Francisco, desde el primer día. El hecho mismo de su saludo en su primer mensaje cuando fue elegido como Papa, donde se despidió pidiendo que toda la plaza (de San Pedro) y todo el mundo rezara por él y lo bendijéramos nosotros a él. Eso no lo hizo nunca otro Papa, y él sí, y lo sigue haciendo, porque tiene esa frescura.

¿Y con respecto a la relación del Papa con Salta y los patronos del Milago?

El, cuando fue maestro de novicios a finales de la década del 70, que en Salta había muy pocos seminaristas, muy pocas vocaciones, algún sacerdote le dijo que viniera al Milagro y vino. Y al año siguiente entraron ocho o nueve seminaristas después de años de tener cero o uno. Con lo cual mantuvo esa confianza y a muchísima gente, cuando estaba como cardenal en Buenos Aires les recomendaba el tema del Señor y la Virgen del Milagro.

Además, ya como Papa, cuando fueron seminaristas o alumnos salteños que fueron a las audiencias públicas él los saludó y les recitó de memoria el estribillo del Himno al Señor del Milagro.

Yo el año pasado pude estar en una misa en esta misma época y le pude entregar en manos propias, al terminar la misa, una imagen con la cara del Señor y la Virgen del Milagro en plata y alpaca, y apenas la vio fue un gesto de felicidad, incluso me lo quería bendecir y devolvérmelo. Y yo le dije: "No, no, Santidad, es para usted, porque ayer fue el Día de San Jorge, es un regalo para usted por el día de su santo", y puso una cara que parecía un chico por la alegría de recibir este regalo.

Tiene sin lugar a dudas un sentimiento de cercanía hacia Salta y somos bendecidos por eso.

¿Y usted qué sintió teniendo al Papa cerca y expresando un sentimiento como el que me describe?

La humanidad. Sorprende la humanidad de Francisco. Es un hombre con muchos problemas y cuestiones en su cabeza y en su corazón; pero sin embargo tiene un instante para pararse con cada uno y hacerte sentir en ese momento que sos único. Es fácil sentir la humanidad en Francisco, es el rostro humano de Dios.

¿Qué mensaje le dejaría a los salteños en este día?

Él desde el comienzo empezó con esa frase tan distintiva de él: "Recen por mí". Y la sigue diciendo diez años después cuando se despide de la gente. Él lo siente. Esto nos demuestra que todos tenemos algo positivo para dar y por eso nos pide rezar por él. Y al mismo tiempo nos marca que él se reconoce limitado y que comete errores humanamente. Nosotros desde el punto de vista de la fe confiamos en la infabilidad del Espíritu Santo; pero humanamente él se sabe frágil y pecador, y lo dijo muchas veces. Todos somos pecadores pero no podemos ser corruptos en el pecado.

Mi invitación para los salteños sería valorar todo lo bueno que tenemos para dar y para compartir con los demás y que ojalá Francisco nos siga guiando en ese camino.

 

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