La fuerte lluvia que cayó el fin de semana, si bien es algo necesario y esperado por la falta de agua en todo el norte de la provincia, tendrá una consecuencia menos feliz: el aumento de reservorios del Aedes aegypti y por tanto la exponencial cantidad de casos de pacientes con dengue, que ya comienza a registrarse.
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La fuerte lluvia que cayó el fin de semana, si bien es algo necesario y esperado por la falta de agua en todo el norte de la provincia, tendrá una consecuencia menos feliz: el aumento de reservorios del Aedes aegypti y por tanto la exponencial cantidad de casos de pacientes con dengue, que ya comienza a registrarse.
Solo en el caso de Salvador Mazza, localidad de frontera prácticamente pegada al sur de Bolivia, donde la enfermedad hizo colapsar todos los sistemas públicos y privados de salud, registraba ayer 1.600 casos sospechosos y 650 confirmados, lo que hace prever que las cifras sigan en aumento.
Si bien hasta el momento no se informaron de casos graves de la enfermedad, los pacientes con la sintomatología propia del dengue se tornan incontables por la simple razón que muchos de los vecinos que presentan dolor de cabeza, dolor retroocular, fiebre y cansancio injustificado prefieren medicarse solos y permanecer en sus viviendas hasta superar esos síntomas.
Se cree que la intensa lluvia del fin de semana hará aumentar considerablemente los reservorios de agua para la reproducción del vector del dengue, zika y chikungunya. Más allá de las campañas de descacharrado, los enfermos se siguen multiplicando. Carolina Campos, gerente del hospital de Salvador Mazza, consultada sobre las cifras que maneja el hospital a su cargo, confirmó que hasta el momento son 1.600 los sospechosos y 650 los pacientes ya confirmados.