Expertos aseguran que la obesidad ha alcanzado el nivel de una pandemia: se trata de una enfermedad que avanza a gran escala y que implica costos muy altos al sistema de salud.
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Expertos aseguran que la obesidad ha alcanzado el nivel de una pandemia: se trata de una enfermedad que avanza a gran escala y que implica costos muy altos al sistema de salud.
En la Argentina, según la última encuesta nacional de factores de riesgo (2018), el 61,6% de la población tiene sobrepeso y, entre ellas, el 25,4% tiene obesidad. Estos porcentajes crecieron mucho con respecto a 2005, cuando el 49% tenía sobrepeso y el 14,6%, obesidad.
Para concientizar, prevenir y promover hábitos de vida saludables, hoy se celebra el Día Mundial de la Obesidad. Ayer hubo actividades en el hospital Oñativia y esta tarde habrá una movida aeróbica y saludable a cargo de profesionales en el Parque del Bicentenario.
Desde las 16, habrá consejería nutricional e información a cargo de la Dirección Provincial de Nutrición y Alimentación Saludable. A las 17, charla sobre actividad física y obesidad, a cargo del Centro Integral de Obesidad y Sobrepeso (CIOS).
La jefa del Programa de Obesidad del hospital Oñativia, Alina Nazha, contó que buscan involucrar a toda la comunidad y a las políticas públicas con esta problemática: "Debemos hacernos cargo de esta patología tan relevante y compleja".
Según informó, se espera que en 2035 unas 1.900 millones de personas en el mundo vivan con obesidad y que 1 de cada 4 personas tenga esta enfermedad.
Aseguró que esto implica un gasto en salud por las consecuencias agregadas: enfermedades metabólicas, cardiovasculares, neurológicas, renales, hepáticas y estéticas, entre otras.
Explicó que no se trata solo del aumento de peso, sino también de la alteración de la célula grasa: dependiendo de en dónde se ubique, se generan alteraciones en estas partes del cuerpo.
A esto se suma un problema social, por la discriminación, el aislamiento y la estigmatización. Observó que se tiende a culpar al paciente, cuando esto "no es una elección, ni una culpa".
Señaló que la enfermedad es "compleja y multifactorial". Mencionó causas genéticas y epigenéticas, incluso desde el vientre materno, a las que se suman causas sociales: ambiente obesogénico, poca actividad física, mayor consumo de alimentos ultraprocesados, estrés, falta de tiempo y pocas horas de sueño, entre otras. "Es difícil abordarla porque inciden muchos factores", insistió.
Comentó que se trata de una enfermedad crónica que va a estar siempre, y que implica un verdadero cambio de hábito: "En momentos se la puede tener controlada y en otros habrá frustaciones. Es un constante volver a empezar".
Señaló que las "dietas mágicas" o "de moda" son promesas rápidas, se baja de peso pero hay consecuencias a futuro con más atracones y picoteos; llevan a una deuda de hambre que genera rebote de peso. "Una patología que dura toda la vida no puede mantenerse con promesas que no son sostenibles", planteó.
Explicó que es fundamental hacer "medicina personalizada" y adecuar el tratamiento a cada paciente. Es un proceso que lleva tiempo, hay que ser perseverantes y formar un hábito. Según dijo, los pilares son: educación alimentaria nutricional, contención psicológica, actividad física adaptada y atención de patologías asociadas.
Se requiere un equipo interdisciplinario con apoyo clínico, nutricional, psicológico y de educación física.
En algunos pacientes se ofrece una cirugía: puede ser bariátrica o metabólica.