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"Vivir con amor", ese es para el "Tano" Catanzaro el secreto que le permitió llegar a los 100 años, cargado de salud y buen humor

Sebastián Catanzaro, llegó a los dos años a nuestro país desde Italia. Confiesa que cumplió todos sus sueños: amó el deporte, disfrutó de sus hijos y creció en su trabajo.
Sabado, 15 de abril de 2023 21:54

Conocido en el mundo del deporte, en el mundo del trabajo artesano y amado como el mejor tío, abuelo y padre. Sebastián Catanzaro es el Tano, pero con un sentimiento salteño que muchos podrían envidiar.

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Conocido en el mundo del deporte, en el mundo del trabajo artesano y amado como el mejor tío, abuelo y padre. Sebastián Catanzaro es el Tano, pero con un sentimiento salteño que muchos podrían envidiar.

Este señor que llegó a los 100 años, carga en sus hombros una vida excepcional.

Llegó a la Argentina junto a su mamá, con solo 2 años de vida. ‘Los tres años los cumplí acá en Salta. Nuestro viaje desde Italia fue en un barco viejo, durante más de tres meses‘, recuerda Sebastián.

El papá de Sebastián había llegado casi un año antes a nuestro país, se instaló en una casa de inmigrantes en Salta y comenzó a trabajar en una huerta. Después se dedicó a la venta de frutas y verduras en un carro tirado por caballos. Así junto la plata para pagarnos el pasaje a la mamá y a mi. ¿Qué cosas no? Antes los padres no se olvidaban de los hijos. Él se vino con la promesa de traer a mi mamá y a mí y la cumplió", agregó el Tano.

El Tano fue el primer hijo de la pareja Catanzaro. Después llegaron sus cuatro hermanas. ‘Todas nacieron acá, en la Argentina. Yo me hice los papeles después, cuando ya estaba trabajando. Pero soy más argentino que nadie‘, dijo con orgullo este señor que atesora en sus recuerdos a los papás con un gran amor y respeto.

Con esfuerzo y dedicación el papá de Sebastián compró una casa con fondo grande en Santiago del Estero y Güemes. Allí armó su huerta, plantó sus árboles frutales y siguió trabajando para darles a sus hijos todas las oportunidad que pudiera, en una Salta que recién comenzaba a crecer.

El amor y el deporte

Ya en la adolescencia, Don Sebastián comenzó a destacarse en el fútbol. Jugaba desde muy chico, pero a los 17 la pasaron a Primera representando al Club Libertad. ‘Cuando era viejo formé parte de la Liga SAlteña del Fútbol. Éramos viejos todos, los veteranos y salimos tres años campeones‘, recordó Sebastián, que comenzó a jugar a la pelota con los amigos del barrio.

Su paso por el fútbol fue por más de dos décadas, hasta que tuvo una lesión en la rodilla. Desde el Club le pagaron todos los gastos médicos y lo enviaron a Buenos Aires para que se opere. La cirugía fue todo un éxito y estuvo casi una década más jugando, hasta que la lesión reapareció y lo obligó a dejar a pelota.

Mientras vivía en el mundo del deporte, el amor también tocó su puerta. Una vecina fue la que le robó el corazón por primera vez, y después de un tiempo de novios, se casó.

Así como su padre, él también compró su terreno y levantó su casa para la familia. La carpintería -un don que había heredado de su abuelo- fue su fuente de trabajo siempre.

Su calidad en el trabajo lo llevó a realizar cursos en Buenos Aires y volvió a Salta ofreciendo toda una oferta de muebles para comercios.

En el amor, la suerte cambió. Por cuestiones de salud, su esposa tuvo que irse a Buenos Aires y la distancia también afectó al amor de la pareja. Y terminó separándose. En Buenos Aires, junto a su primera esposa quedaron tres de sus hijos. Que con el tiempo volvieron a Salta, para estar con su padre.

Con el tiempo, Sebastián rearmó su vida. Se casó nuevamente, tuvo tres hijos más y un cuarto, que la vida le dio en esta nueva familia.

Tuve seis hijos y uno más como buen italiano. Una de mis hijas ya falleció. También tengo nietos y bisnietos. Como cien, calculó el Tano entre risas.

 

Los gustos de la vida

Sebastián no es muy amigo de los dulces, pero para acompañar a su hija hace el sacrificio. ‘Soy de los que come de todo, lo que me sirven como callado pero mi plato preferido son los fideos‘, confesó el Tano, porque no podía ser de otra manera.

Además del deporte, el disfrute de lo que logró con su trabajo, el cuidado de su familia, y la comida, Sebastián se reconoce muy creyente y un enamorado de la vida.

‘El secreto para estar bien es el amor‘, afirmó, sin dudar ni un segundo ante la pregunta de El Tribuno. Cumplir 100 años, con una salud perfecta y un humor intocable, no es fácil pero con amor, el Tano lo logró.
 

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