Como en cada una de sus ediciones, el Festival de Cine de Cannes se convierte en una pasarela donde las grandes estrellas lucen sus mejores galas y, a la vez, se transforma, en la plataforma en la que los estudios deciden estrenar algunas de sus mayores apuestas. Cate Blanchett es una de las grandes invitadas este año, y a pesar de prestarse al juego de vestirse y posar para la ocasión, la actriz dejó en claro que no iba a dejar pasar la posibilidad de visibilizar los mensajes que considera importante dar a conocer.
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Como en cada una de sus ediciones, el Festival de Cine de Cannes se convierte en una pasarela donde las grandes estrellas lucen sus mejores galas y, a la vez, se transforma, en la plataforma en la que los estudios deciden estrenar algunas de sus mayores apuestas. Cate Blanchett es una de las grandes invitadas este año, y a pesar de prestarse al juego de vestirse y posar para la ocasión, la actriz dejó en claro que no iba a dejar pasar la posibilidad de visibilizar los mensajes que considera importante dar a conocer.
La actriz presentó en el festival la película The New Boy, un drama de Warwick Thornton en el que interpreta a una monja en tiempos de guerra en Australia y de la que, además, es productora. También fue la encargada de entregar uno de los premios en la gala organizada, en el marco de Cannes, por el medio estadounidense Variety y los Globo de Oro.Para la ocasión, Blanchett lució un mono de terciopelo de Giorgio Armani y un largo abrigo en tono rosado. Sin embargo, lo que llamó la atención fue la ausencia de zapatos: presentó descalza el premio a la artista revelación -que fue para la actriz franco-iraní Zahra Amir Ebrahimi, por su labor en el film Holy Spider- , ante la atónita mirada de los presentes y de la prensa.
La decisión de aparecer y posar descalza no fue solamente una estrategia para señalar el sexismo de la industria y los sesgos reaccionarios del festival francés-Julia Roberts y Kristen Stewart ya lo hicieron en Cannes anteriormente por ese motivo- sino para pedir que se comience a pensar en los derechos de las mujeres a nivel mundial.
Los zapatos -su ausencia, en realidad- parece ser el Caballo de Troya de un festival que se toma muy en serio a sí mismo y que desde que estalló el movimiento #MeToo es objeto de críticas y de cuestionamientos por premiar y homenajear a hombres poderosos de la industria acusados y/o condenados por casos de acoso y abuso sexual. En 2018, Stewart decidió quitarse sus zapatos marca Christian Louboutin en la mitad de la alfombra roja y fue contundente al explicar las razones. “Si no les estás pidiendo a los chicos que usen tacones y un vestido, tampoco me lo pidas a mí”, declaró. Dos años antes, Roberts había hecho exactamente lo mismo en 2016, un año después que trascendiera que los organizadores del festival impidieron el ingreso de un grupo de mujeres a una proyección de la película Carol por usar zapatos bajos.
El momento elegido por Blanchett para quitarse los zapatos no fue casual: Ebrahimi debió huir de Irán a los 20 años luego de que se filtrara un video íntimo de ella junto a su novio y las autoridades de Teherán la acusaran ante la justicia de haber mantenido relaciones sexuales prematrimoniales. Si no hubiese huido, y la declaraban culpable, la actriz hubiese enfrentado una condena que incluía latigazos y años de prisión. “Esto es para apuñalar a todos los que se interponen en el camino de los derechos de las mujeres”, declaró Ebrahimi en el escenario, con el premio en sus manos.