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El olvido de un legado

Lunes, 29 de mayo de 2023 02:22

Pareciera que los humanos no hacemos buen uso de la memoria. En 1888, en la región del valle de Siancas, sucedió la llegada del Ferrocarril General Belgrano y con ello la creación del pueblo General Güemes, que en poco tiempo se constituyó en nudo de caminos y vías ferroviarias. Localidad pionera en ferrocarriles de la provincia de Salta y el segundo taller ferroviario del noroeste argentino, detrás de los talleres ferroviarios de Tafí Viejo en la provincia de Tucumán.

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Pareciera que los humanos no hacemos buen uso de la memoria. En 1888, en la región del valle de Siancas, sucedió la llegada del Ferrocarril General Belgrano y con ello la creación del pueblo General Güemes, que en poco tiempo se constituyó en nudo de caminos y vías ferroviarias. Localidad pionera en ferrocarriles de la provincia de Salta y el segundo taller ferroviario del noroeste argentino, detrás de los talleres ferroviarios de Tafí Viejo en la provincia de Tucumán.

El Ramal C 14 comenzó en 1888, proyectada por salitreras inglesas. En 1898, la obra llegaba a Rosario de Lerma. El 14 de marzo de 1921 Hipólito Yrigoyen autorizó la construcción del tramo entre Rosario de Lerma y El Gólgota en la Quebrada del Toro. El 31 de marzo de 1921, el ingeniero norteamericano Richard Maury, se hacía cargo del proyecto para atravesar la cordillera desde Salta hasta Chile.

Comenzó su construcción con 1.000 obreros, con 150 carretillas, 300 picos y 400 palas. En 1929 llegaron a San Antonio de los Cobres después de verdaderas obras de arte, como se las denomina en la jerga ferroviaria. La inauguración del Viaducto La Polvorilla en 1932.

Las vías llegaron al límite con Chile, a principios de 1948, inaugurándose oficialmente un 20 de Febrero, con la presencia del legendario ingeniero Richard F. Maury, que murió dos años más tarde. Diez vagones de pasajeros con otro destinado a comedor, cubrieron por décadas el extenso ramal de las nubes, años dorados del turismo salteño.

Cada miércoles desde la estación de trenes de Salta, salía el "tren carguero" hasta la estación Socompa. Incluía dos vagones de pasajeros. Los pobladores de los distintos pueblos de la Puna, lo utilizaron siempre. El 64 % del recorrido entre Salta y Antofagasta se desarrolla a 3000 metros sobre el nivel del mar.

A partir de 1993, se privatizó el ferrocarril, que dejó 5.500 obreros sin trabajo y centenares de vagones de cargas y pasajeros, locomotoras, que se ven herrumbradas, abandonadas. El esfuerzo y el sudor de otras generaciones.

Hubo planes de reactivación, con actos políticos, con promesas de inversión donde participaron dirigentes de alto rango de la provincia y de la nación, pero el tiempo pasó y se nota el abandono hacia esta herencia que nos regaló la historia.

El ferrocarril, bien necesario para lograr bajar los costos del sector productivo, que sostiene la economía nacional. Hubo alguna inversión y un tibio proyecto de reactivar el ferrocarril, pero no prosperó como lo deseaba la gente. En los talleres ferroviarios de General Güemes, todavía trabajan algunas pocas personas en la reparación y mantenimiento de las formaciones, de los trenes de carga y algunos de pasajeros. El panorama es desalentador, al ver la desidia y los pocos resultados. Es comprobable, el estado de abandono de trenes, que tanto costaron y son parte de nuestra soberanía.

El olvidado legado duele también en la pérdida de las estaciones en todo el territorio provincial, el deterioro de muchos ramales, la dejadez que ha permitido que crezcan árboles entre las vías. Como si a nadie le importase o como si no nos perteneciese. Duele el estado de inmadurez y de ingratitud, de tantos dirigentes que pasaron por sus funciones y siguen pasando, y el tema sin resolver. Es una falta de respeto a la historia, al esfuerzo de nuestros mayores. Un atentado a nosotros mismos, dibujos antipatrióticos, que le duelen al presente y que someten a las generaciones que vienen.

 

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