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Sumalao, un lugar para soñar el futuro de Salta

Jueves, 01 de junio de 2023 01:24

La feria del Sumalao y la fiesta del Cristo de Vilque congregan cada año a decenas de miles de fieles y peregrinos de todo el norte argentino y de países vecinos, Bolivia, Perú y Chile. Su historia está directamente relacionada con la feria de mulas (siglo XV), para abastecer al Cerro Rico de Potosí.

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La feria del Sumalao y la fiesta del Cristo de Vilque congregan cada año a decenas de miles de fieles y peregrinos de todo el norte argentino y de países vecinos, Bolivia, Perú y Chile. Su historia está directamente relacionada con la feria de mulas (siglo XV), para abastecer al Cerro Rico de Potosí.

La devoción al Señor del Sumalao es una de las expresiones más acabadas de religiosidad popular, nacida en la feria de mulas más grande del mundo, allá por el año 1700. Su importancia radica en que sus ritos religiosos se mantienen inalterables a lo largo de 300 años, a pesar de su conflictividad institucional, sobre todo en el siglo XIX, y de la desaparición de la feria de mulas por los cambios del contexto económico.

El pueblo sencillo siguió y sigue buscando las glorias del pasado a través de la expresión religiosa y el clima festivo de la feria. Sumalao constituye un punto clave para las investigaciones sociales, religiosas y económicas en el Norte Argentino. A pesar de su importancia histórica no ha sido estudiado en esos aspectos. Toda la bibliografía existente está centrada sobre las cuestiones referentes al culto y la religiosidad popular, salvo la de Concolocorvo (véase: El lazarillo de ciegos caminantes de don Alonso Carrió de la Vandera, por Calixto Bustamante Carlos, inca, alias Concolocorvo) que destaca la importancia de la feria de mulas.

A partir de la vivencia de la Fiesta, del encuentro con los peregrinos y promesantes, con los feriantes y sacerdotes, la lectura de los diversos relatos históricos y la búsqueda de documentación en los archivos eclesiásticos de la curia diocesana de Salta surgieron una serie de preguntas: ¿Cuándo y cómo surge la devoción al Señor del Sumalao o Cristo de Vilque?; ¿Cuáles son los ritos que sostienen el culto a lo largo de, aproximadamente, 300 años?; ¿Qué postura tomó la iglesia ante el nacimiento de un nuevo culto, sobre todo en el contexto de una feria de mulas?; ¿Qué gravitación tenía la feria frente a la fiesta religiosa?; ¿Existe una relación particular entre la religiosidad y el desarrollo económico de los pueblos?. Ciertamente, todas estas preguntas disparan horas de estudio, de investigación y escritura.

Un lugar especial

Sumalao es un lugar especial, donde seguramente fue centro, no sólo de comercio y religiosidad, sino de intercambio de ideas, principalmente las ideas libertarias que provenían desde las ciudades cultas e importantes del Virreinato del Alto Perú, recibieron el eco del grito de libertad en Chuquisaca en 1809 y fueron preparando el ambiente para la Revolución en Buenos Aires en 181, y la posterior independencia de la Provincias Unidas en 1816. Fue también en Sumalao donde los gauchos del Gral. Martín Miguel de Güemes se batieron a una partida realista el 10 de junio de 1814.

Hubo al menos tres grandes ejes económicos que giraron alrededor de Sumalao: primero el comercio de mulas y su enorme tráfico a Potosí que convirtieron a Sumalao en la principal feria de mulas del mundo, entre principios del siglo XVII y fines del siglo XVIII. No sólo ventas de mulas para las faenas mineras, sino una serie de productos que hoy son icónicos de nuestra gastronomía como el turrón salteño o de miel. Segundo, las grandes tropas de toros herrados que eran arriados a las salitreras de Chile entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX y finalmente el tabaco, como monocultivo, durante todo el siglo XX hasta la actualidad. De modo que, Sumalao fue para las actuales ciudades de Salta, Jujuy, Tucumán. Santiago del Estero y el resto del norte y centro de la Argentina, el enclave económico fundamental y único, durante muchos años.

Los salteños vivían de las rentas de la venta de mulas y los comerciantes de la compra y la venta de la feria del Sumalao. El Norte Argentino en general y Salta en particular han estado atadas en sus economías desde el siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XX, a la minería alto peruana primero y a la del norte de Chile después. (Alonso, R.N., 2005. Los Antiguos Mineros. Ensayos para una Historia de la minería de Hispanoamérica. Crisol Ediciones, ISBN 987-1209-11-9, 168 p. Salta.) Un estudio global y de síntesis sobre la minería de Salta de los últimos quinientos años fue publicado recientemente (Alonso, R.N., 2010. Historia de la Minería de Salta y Jujuy, siglos XV a XX. Mundo Gráfico Salta Editorial, Ediciones del Bicentenario, ISBN 978-987-1618-19-4, 332 p. Salta). Salta actuó como proveedora de insumos para los grandes emprendimientos extranjeros de entonces y Sumalao se convirtió en u n centro clave para el paso de esos insumos.

Encuentro cultural

Cuando comenzaba la investigación sobre la feria y la fiesta religiosa del Sumalao, no la había proyectado en la región, dejando la investigación circunscripta al Valle de Lerma. Después, fueron surgiendo datos como la fiesta del Cristo de Manquiri, a 60 km de Potosí con los mismos rituales del Sumalao, un Cristo Crucificado en Pentecostés, nos convencimos que en el ir y venir del comercio, se intercambiaron costumbres, comidas, hábitos de vida cotidiana y religiosidad, una profunda religiosidad popular. Unos años antes del estudio, mientras viajábamos a Guerrero, en la zona de Reyes en Jujuy por otro trabajo de investigación religiosa junto a la recordada periodista y modelo Patricia Miccio y el Dr. Ricardo Alonso, éste último nos habló de la Fiesta de Sumalao y de su antigua feria de mulas y las grandes epopeyas mineras del Potosí, junto a la riqueza de nuestra Puna Salteña.

El Dr. Alonso soñaba e imaginaba una Salta Minera, una Salta grande, creciendo por su desarrollo minero y la explotación responsable de los recursos naturales de nuestra provincia, con la autoridad que le compete como geólogo y gran estudioso y conocedor de esas regiones. Aquello parecía lejano, pero no dejamos de soñar la riqueza espiritual del pueblo salteño en su religiosidad popular y las profundas raíces de una evangelización seria y de compromiso, junto a la generación de una ciudad pujante por su trabajo e industrias.

Hoy, a más de 300 años de las Ferias y Fiestas del Sumalao, estamos siendo testigos del sueño del Dr. Ricardo Alonso, y de muchos salteños destacados que veían en Salta un potencial único para crecer, estamos siendo testigos de ese despertar. Sumalao, no es sólo un enclave religioso, es el custodio de los sueños de los pobladores de la región del Valle de Lerma y de la Puna salto jujeña. La gente pasa, el espíritu de progreso y superación continúa.

Somos herederos de ese tiempo de grandeza y tal vez, sea la hora propicia para despertar. El Cristo del Sumalao deberá ser el referente de que cualquier crecimiento industrial cuidando la casa común, nuestra tierra, y la dignidad de la persona humana en todos los niveles de compromiso laboral. Hemos sido llamados a crecer, a multiplicarnos y enseñorear la tierra, no como dominadores, sino como parte integrante, interrelacionados e interdependientes de la misma. La fe debe superar lo meramente ritual y transformarse en actitud de vida y compromiso con el otro, con el hermano.

Permitir producir, intentar crecer, cuidar la casa común y los derechos genuinos de los trabajadores, es la consigna del Sumalao en su memoria. Ecología sin Producción es un genocidio, Producción sin Ecología es un suicidio.

Peregrinar al Sumalao debe ser más que un acto ritual repetitivo, debe permitirnos recordar nuestro destino de grandeza y debe dejarnos soñar con un futuro más justo y más próspero.

 

 

 

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