Un combo muy perjudicial. Barrabravas, crisis económica y el mal presente del fútbol salteño se complementaron para que muchas familias salteñas dejen de ir a las canchas, y un posible panorama alentador, parece muy lejano.
Es que mediante una encuesta que realizó El Tribuno sobre porqué muchos hinchas dejaron de ir a las canchas salteñas, el principal argumento apunta al accionar de las barras bravas, como en el caso de la marcada división en Central Norte, aunque en Juventud Antoniana, en estos últimos tiempos calmado, pasa por el mal presente futbolístico y los altos costos que representan concurrir a un estadio.
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Un combo muy perjudicial. Barrabravas, crisis económica y el mal presente del fútbol salteño se complementaron para que muchas familias salteñas dejen de ir a las canchas, y un posible panorama alentador, parece muy lejano.
Es que mediante una encuesta que realizó El Tribuno sobre porqué muchos hinchas dejaron de ir a las canchas salteñas, el principal argumento apunta al accionar de las barras bravas, como en el caso de la marcada división en Central Norte, aunque en Juventud Antoniana, en estos últimos tiempos calmado, pasa por el mal presente futbolístico y los altos costos que representan concurrir a un estadio.
En el caso de Gimnasia y Tiro hay un evidente desinterés de los propios hinchas, que se suma también, aunque parezca paradójico en el club millonario, a la crisis económica.
Al apuntar al accionar de los barrabravas, cerca de un 25 por ciento de los encuestados coincidieron en señalar el peligro que representan las internas barrabravas en cada partido, mientras más del 23 % apuntaron al mal presente del fútbol y al hartazgo de los hinchas de seguir en la tercera categoría del fútbol argentino.
Llamativamente la televisación de los partidos de local por streaming no influye en la ausencia.
Pero lo cierto es que un porcentaje alto de la ausencia está ligada a la crisis, por los costos de las entradas y los gastos generales y en mucho menor porcentaje el poco interés de los dirigentes a cambiar la situación.
La entrada popular para cada ‘no socio‘ que quiere ver a Juventud o Central cuesta $2.000. En Gimnasia llegaron a cobrar $1.000. A eso hay que sumarle otros gastos como estacionamiento a $500, un vaso de gaseosa a $500 o un panchito a $200, siendo "gasolero". Pero si el hincha debe abonar los gastos de concurrir en familia, obviamente, éstos se incrementan notablemente.
En el caso de las plateas, su costo asciende a $3.500 (en junio de 2019 era de $500), los jubilados pagan $1.200, mientras que los menores abonan $1.000.
Claro, que para los socios, una popular cuesta solo $1.200, el mismo valor que cuesta la cuota societaria, pero el salteño, por distintas cuestiones, demostró ser poco afín a asociarse a las entidades deportivas, sea cual fuere la disciplina.
Golpe bajo
No solo la considerable merma de hinchas en los estadios perjudica al fútbol local. A esto se le puede sumar que los $3.000.000 que reciben cada uno de los tres "grandes" solo les sirve para afrontar los gastos de un solo viaje fuera de la provincia.
Las erogaciones por seguridad, que se supone tendría que tener una fuerte reducción por jugar con hinchas locales, la merma en la venta de los bingos y de los sponsors, también se sienten en las arcas de los clubes.
Los salarios de los planteles, cuerpos técnicos y empleados, como así también impuestos o gastos de mantenimientos hacen que los números "no cierren".