Sobra la ruta 26, en La Isla, se encuentra la escuela Dr. Trevisan. Esta institución tiene 112 años de existencia, en una localidad que hoy se disputan entre lo rural y lo urbano. En La Isla, la vida del campo siempre fue el eje. En sus calles, todavía hoy, en cotidiano encontrarse algún gaucho, el caballo atado en la puerta de la despensa, las chicas con sus trajes de paisanas. Todo esto mezclado con los colectivos urbanos, la lucha por wifi, y la música de trap en la plaza.
inicia sesión o regístrate.
Sobra la ruta 26, en La Isla, se encuentra la escuela Dr. Trevisan. Esta institución tiene 112 años de existencia, en una localidad que hoy se disputan entre lo rural y lo urbano. En La Isla, la vida del campo siempre fue el eje. En sus calles, todavía hoy, en cotidiano encontrarse algún gaucho, el caballo atado en la puerta de la despensa, las chicas con sus trajes de paisanas. Todo esto mezclado con los colectivos urbanos, la lucha por wifi, y la música de trap en la plaza.
Y la escuela, refleja en sus vivencias y su chicos, todo lo que se vive en este poblado, que nació como punto de encuentro de los jornaleros y trabajadores del campo, hace más de 100 años.
En la escuela Trevisan, los chicos comparten sus experiencias y las de sus familias. Allí se encuentran las profesiones y oficios de los padres y también las formas de vivir.
Es una de las pocas escuelas, que a tan solo 4 km de la ciudad de Salta, mantiene, por ejemplo: la huerta.
En “la Trevisan”, los espacios son pequeños, pero alberga muchos sueños e ilusiones. Y quedó evidenciado en el acto del 9 de Julio, donde los chicos -de 3ro y 7mo- le dieron vida a los recuerdos patrios.
El encuentro de los patriotas
Ataviados con trajes de caballeros, otros de dama antigua, de gauchos con alpargatas y otros de delantal blanco, los chicos rememoraron el encuentro del 9 de Julio en la Casa de Tucumán.
Con frases y cuadros que representaron aquel momento de la historia, los chicos recordaron cómo surge aquella reunión que contó con los representantes del Pueblo Argentino. Algunos con temor, otros sin vergüenza interpretaron a los patriotas y cerraron con al acompañamiento de todos los presentes. Al únisono, el grito de “Viva a Patria”, se pudo sentir en las cercanías de la escuela. En la Iglesia cercana y en el centro de Salud, de enfrente.
Mientras los chicos se retiraban, la profesora a cargo de la dirección del acto, anunciaba el ingreso de los bailarines de 7mo. A ellos les tocó interpretar el pericón, y el patio de llenó de música. Los pequeños de las salitas de 4, se sentaron en el piso para disfrutar de la danza y los maestros se ordenaron en el resto del patio, donde el viento de la tarde hizo flamear la gran bandera celeste y blanca con la que envolvieron el ingreso de la escuela.
A bailar el pericón
En la despedida. Los chicos de 7mo ya recorren los últimos meses de la primaria, en este tiempo serán los encargados de interpretar danzas y bailes, en cada uno de los actos. Es el adiós a una etapa, que se volverá memorable con el paso de los años, aunque ellos todavía no lo saben.
Con sus trajes de paisanas, y ellos de gaucho, ingresaron con toda la elegancia al patio de la escuela. Cuando la tarde comenzó a despedirse, y el viento -característico de La Isla comenzó a correr- haciendo volar los pañuelos y las polleras largas. Fue en el momento justo, para darle a las bailarines el encanto de vuelo, con una danza tan particular como el pericón.
El pericón, junto al cielito y la media caña, forman un grupo de danzas evolucionadas en Uruguay y Argentina a partir de la contradanza europea. En 2007, el Congreso Nacional declaró danza nacional argentina al pericón. En la escuela Trevisan, esta danza fue el cierre emotivo del acto.
Con aplausos y el final de Viva la Patria, los chicos del último año interpretaron el pericón, acompañado del profesor que guió cada paso desde un lateral, mientras los celulares no dejaban de sacar fotos. El recuerdo de una fiesta en la escuela, que quedará más en la memoria que en la imagen virtual.