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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La Orquesta Sinfónica de Salta: un enriquecedor contraste

Bajo la dirección de Martín D´Elia, la OSS ofreció un concierto el jueves 17 de agosto en el Teatro Provincial. Se interpretaron "La rueca de oro" de Antonín Dvorák, "Danse -Tarantelle styrienne" de Claude Debussy y "Chapultepec" de Manuel Ponce.
Domingo, 20 de agosto de 2023 14:40

por Flavio Gerez, miembro de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina

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por Flavio Gerez, miembro de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina

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A lo largo de esta temporada 2023, el maestro Gonzalo Hidalgo y su asistente, la maestra Elizabeth Vergara, han tejido un complejo tapiz de emociones, texturas, dinámicas, exquisitez y calidad sonoras con la Orquesta Sinfónica de Salta. Los aires frescos que trajeron consigo han conducido a la orquesta hacia un nivel comparable al de no pocas formaciones europeas, lo que se ha reflejado en un aumento sostenido de la asistencia de público, desafiando las preferencias de los viernes que a priori garantiza salas más concurridas.

Sin embargo, vale la pena expresar, con la serenidad y objetividad que corresponde, que la participación del director invitado, el maestro Martín D'Elía, miembro de la orquesta desde 2008 y director titular, desde hace casi una década, de la Orquesta Juvenil de Salta, en el concierto del pasado jueves 17 de agosto, careció de la trascendencia emocional que exigía el programa escogido. Si bien cada intérprete es portador de su propia narrativa artística, es innegable que esta ocasión presentó un discurso musical que, para algunos oídos, pudo resultar enigmático y elusivo.

Al celebrarse un nuevo aniversario del paso a la inmortalidad del general José de Martín era de ejecución obligada nuestro Himno Nacional Argentino. A éste le sucedió el poema sinfónico "La Rueca de Oro", op. 109 del compositor checo Antonin Dvorak (1841 1904), compuesto entre enero y abril de 1896. Este poema sinfónico, dentro de la tetralogía de poemas que Dvorak escribió basado en la obra de Erben, destaca por su complejidad formal, basada en una trama intrincada y temporalmente extensa. Dvorak, en sintonía con Erben, evade las formas musicales convencionales, siguiendo más una descripción de la historia que un esquema tradicional. El motivo principal, el pasaje inaugural que presenta la llegada del rey a caballo, tiene un papel fundamental, con la melodía de los cornos derivada del verso "Un noble señor viene cabalgando". Esta melodía reaparece en la escena de la boda, acompañada por un ostinato en los violonchelos que prefigura el sonido de la rueca que impregna toda la obra y que es la responsable de conservar la tensión emotiva de todo el relato. El gesto del maestro D'Elía, en mi opinión, no consiguió transmitir con eficacia los diferentes momentos que se describen en la obra haciendo que un cuento de hadas, un tanto sangriento todo sea dicho, se transforme en un frío y gris reporte sobre orquestación.

La apreciación de la danza "Tarantelle styrienne" CD77 (L.69) de Claude Debussy (1862 1918) se enriquece al comprender el significado y la fuerza de sus primeras composiciones para piano (década de 1880). A menudo subestimado, su encanto efímero se nutre de influencias variadas, incluyendo el arcaísmo juguetón y el ingenio neoclásico. Estas piezas se basan en ideas concisas que se desarrollan en espacios reducidos, logrando un raro equilibrio. Estas joyas musicales, ya sean baladas a modo de canciones o danzas puras, capturan la esencia del piano con tonos sinfónicos y sugerentes armonías. Influenciadas por compositores como Massenet, Delibes y Fauré, así como por figuras de la commedia dell'arte y poetas como Verlaine y Mallarmé, estas obras reflejan la comprensión excepcional y precoz que Debussy tenía de todos ellos. "Tarantelle styrienne", escrita en 1890 después de su regreso de Italia, se sumerge en Austria y en las influencias eslavas del Imperio austrohúngaro. Esta pieza vibrante refleja su estilo futuro, especialmente en los tonos etéreos de su sección central. El encanto de esta obra la llevó a ser transcrita para orquesta por Maurice Ravel que es la versión que escuchamos en la noche del jueves pasado. Esa incisiva síncopa que alterna de forma vivaz patrones rítmicos de 6/8 (como una tarantela no demasiado rápida) con un ritmo de vals de 3/4 es un signo distintivo de esta obra y además la semilla de su estilo compositivo posterior, signo que no logré a apreciar en la lectura que el maestro D'Elía hizo de esta partitura.

Manuel Ponce (1882 1948), inscrito en la historia musical de México como el compositor más destacado del movimiento nacionalista temprano, abrió la puerta para la música más decididamente mexicana y modernista de Carlos Chávez y Silvestre Revueltas. El poema sinfónico de Ponce, "Chapultepec: Tres bocetos sinfónicos" (1921, 1934) es una de las composiciones más populares y queridas del repertorio sinfónico mexicano. La larga y compleja historia compositiva de Chapultepec, una recreación del emblemático bosque y castillo del parque Chapultepec, en la Ciudad de México, es en parte el resultado de la contestación de Ponce a las afirmaciones de otros agentes históricos sobre la representación de lo nacional durante la construcción de la identidad mexicana moderna a lo largo de décadas.

Cada movimiento despliega elementos folklóricos, en uno se evoca el bosque con un motivo pentafónico basado en la flauta prehispánica, en otro utiliza melodías de su "Marchita el Alma", representando lo mestizo del folclor urbano, en otro fusiona lo prehispánico y lo urbano y prosigue con variaciones dancísticas de ritmos prehispánicos en dos temas, creando atmósferas de danza ritual. Todos estas texturas, sombras y colores que deberían manifestarse por sí mismas, dada su riqueza tímbrica y dinámica, estuvieron, en mi opinión, ausentes en la interpretación del maestro D'Elía.

Sin embargo, quiero aclarar una cuestión muy importante. En el crisol de la apreciación musical, es imprescindible que aceptemos la multiplicidad de interpretaciones que pueden desprenderse de una ejecución, reconociendo así la subjetividad inherente a cada experiencia. El contraste, visto en perspectiva, enriquece nuestro entendimiento y profundiza nuestra relación con la música que escuchamos. En definitiva, este encuentro en el Teatro Provincial trasciende las fronteras de la crítica y se erige como un testimonio de la continua evolución del lenguaje musical y contribuye al tejido del vibrante tapiz cultural que afortunadamente nos envuelve.

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