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El regalo de Milei

Martes, 13 de febrero de 2024 00:00
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El presidente Milei ofreció un regalo de paz y concordia al Papa Francisco, al recordar a José María Gutiérrez y a Juan Bautista Alberdi como los dos próceres que lograron normalizar las relaciones con el Vaticano tras el período "populista" de Juan Manuel de Rosas.

Por eso llevó una copia del original de una carta manuscrita de Gutiérrez, por entonces Canciller de la Confederación Argentina que presidía Justo José de Urquiza, dirigida a Alberdi donde se lo acredita como representante de la Nación ante varios países europeos.

Ambos fueron dos de los miembros más destacados de la generación del '37.

Si bien algunos intelectuales de la generación del '37 apreciaron el orden impuesto por Juan Manuel de Rosas, para superar la guerra civil entre unitarios y federales y sentar las bases para la organización nacional creando un principio de Estado fuerte, terminaron por censurarlo por sus prácticas tiránicas y tuvieron que exiliarse, hasta que el 3 de febrero de 1852, el Ejército Grande, liderado por Justo José de Urquiza lo venció en la batalla de Caseros.

Pero el Vaticano había retirado sus embajadores a fines de enero de 1851. El delegado apostólico, monseñor Luis Conte Becci, había solicitado al Vaticano, que se tomara esta medida.

Tras esa crisis con el Vaticano, se escondía un conflicto de poder con una orden católica que, actualmente ha logrado que uno de sus miembros acceda al Trono de San Pedro: los jesuitas.

El Papa Francisco, el argentino, el del fin del mundo, es jesuita y, en su momento, Don Juan Manuel de Rosas, permitió que la orden religiosa regresara a nuestro territorio para luego volver a expulsarlos.

El 9 de agosto de 1836 llegaron a Buenos Aires, procedentes de Europa, seis religiosos de la Compañía de Jesús a quienes tanto el gobierno, como la población, tributo una cálida acogida. Días más tarde, el 26 de agosto, un decreto de Rosas dispuso el restablecimiento de la Compañía de Jesús «tan respetable entre nosotros por los imponderables servicios que hizo en otro tiempo a la religión y al Estado".

En las notas históricas de aulaaustral.com.ar se lee "… Pero los jesuitas no usan la divisa en el Colegio, ni prohiben que los alumnos vistan prendas de colores «unitarios", es decir, celestes o verdes".

Finalmente, los jesuitas fueron expulsados una vez más de la Argentina, en octubre de 1841.

Más allá de estas idas y vueltas con la orden de los jesuitas, Juan Manuel de Rosas fue un ferviente defensor de la religión católica.

En el fondo, Rosas tomo la bandera enarbolada por el caudillo riojano, Facundo Quiroga, "religión o muerte", pero, aun así, no logró firmar un concordato para normalizar las relaciones con el Vaticano.

Paradójicamente, sería un intelectual liberal, Juan Bautista Alberdi, el que lograra normalizar las relaciones con el Vaticano y el Papa de entonces, Pío IX.

De hecho, la Constitución Nacional de 1853, que tanto le debe a las ideas de Alberdi, proclama en su segundo artículo que, "El Gobierno Federal sostiene el culto católico apostólico romano", consagrando el patronato como en los tiempos coloniales.

Javier Milei llega al Vaticano no exento de polémicas por sus frases contra el Papa Francisco. Uno de los pensadores más cercanos al presidente, Alberto Benegas Lynch (h), ofuscado por el apoyo de muchos miembros de la Iglesia Católica a la postulación de Sergio Massa, pidió cortar las relaciones con el Vaticano y recordó otra crisis con la Iglesia: la que enfrentó a Julio Argentino Roca con el Papa León XIII, por la ley 1420, que establecía la educación común, gratuita, obligatoria y laica.

Milei prefiere dar vuelta la hoja.

 

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