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Mamarrachito mío...

Sabado, 10 de febrero de 2024 02:07

Cuando comencé a leer el ahora famoso DNU 70, automáticamente recordé que, en esta misma columna, hará unos 7 años, propuse establecer los premios "mamarrachito mio" a raiz de una serie de desaguisados normativos del gobierno kirchnerista.

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Cuando comencé a leer el ahora famoso DNU 70, automáticamente recordé que, en esta misma columna, hará unos 7 años, propuse establecer los premios "mamarrachito mio" a raiz de una serie de desaguisados normativos del gobierno kirchnerista.

Como veremos más abajo, el capitulo laboral del DNU es merecedor de ocupar uno de los pedestales de este novedoso torneo.

Pero antes, recordemos que mamarracho es una palabra etimologicamente originada en el árabe que significa payaso y se utiliza para señalar al camellero que hace gesticulaciones y piruetas para poder mover a los rebeldes ungulados.

El diccionario de la RAE lo define como "cosa extravagante o ridicula" y da como sinónimos "adefesio, esperpento, fantoche, birria, hazmerreír, facha, espantajo".

Pero la expresión "mamarrachito mío" fue popularizada, en la década del 50 por uno de los grandes galanes de la radiotelefonía de la época.

Ello ocurría cada tarde, cuando las damas se derretían, a través de radio Splendid, al escuchar que Oscar Casco, con su voz ronca y melosa, decía esa célebre frase.

Era una curiosa forma de manifestar su amor en los radioteatros que guionaban (sic) Alberto Migré y Nené Cascallar.

Oscar Casco tenía una voz muy reconocible, profunda, acaramelada, y era un experto para personificar los tonos de todo el arco posible de galanes: el galán maduro, el más joven, el recio, el sensible… Nené Cascallar le había enseñado cómo respirar cerca del micrófono para dar sensación de jadeo sexual, y Casco lo hacía como nadie.

Todos los días llegaban a la emisora decenas de cartas para él, y a la salida se formaban colas interminables de fanáticas que querían conocer la cara del dueño de esa voz.

El tipo -morocho, recio- en general no decepcionaba. Dos datos curiosos: el "mamarrachito", la destinataria del requiebro, era la famosa actriz Hilda Bernard, fallecida en 2022, poco antes de cumplir 102 años. Segundo: Oscar Casco había nacido en Salta, vallisto para más datos, de Cafayate.

Un artículo narcisista

Aunque sus autores permanecen en un extraño (y conveniente) anonimato, se sabe que el DNU fue elaborado por prestigiosos abogados de los estudios jurídicos de empresa más importantes del pais, dirigidos por el doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts Federico Adolfo Sturzenegger (resulta tentadora la rima con Arnold Schwarzenegger, alias Terminator).

Como es sabido el DNU Nº 70/2023 deroga totalmente 41 leyes y decretos-ley, deroga parcialmente 7 leyes y modifica 33 leyes abarcando materias diversas. Pero en esta columna nos interesa el capítulo IV que se refiere a la legislación laboral.

Debemos aclarar que en su contenido encontramos disposiciones muy acertadas, pero se pueden contar con los dedos frente a la destrucción de la esencia misma del derecho protectorio del trabajo. Pero las normas que están bien, están mal.

Ese es el caso del mamaracho concretado al proponer sustituir el actual artículo 80 de la Ley de Contrato de Trabajo, referido a la entrega de los certificados de trabajo.

En reiteradas oportunidades hemos criticado ese artículo por establecer una exorbitante multa de 3 salarios por no entregar los certificados laborales. Certificados, que actualmente, además, resultan superfluos.

Pero veamos que dice el DNU: "ARTÍCULO 70.- Sustitúyese el artículo 80 de la Ley N° 20.744 (t.o. 1976) y sus modificatorias, por el siguiente: ´ARTÍCULO 80.- Entrega de certificados. El Poder Ejecutivo Nacional establecerá en orden a la obligación de entrega de los certificados del artículo 80 de la Ley N° 20.744, un mecanismo opcional de cumplimiento de entrega a través de una plataforma virtual…".

El nuevo artículo 80 es un narcisista, sufre de un síndrome de egolatría: se autoreferencia incurriendo en una ridícula contradicción lógica.

El articulo 80 no puede referirse a si mismo, máxime cuando ha vaciado de contenido los certificados a los que hace referencia. Habla de los certificados del artículo 80 como se refiriera a otro artículo; reiteramos: un mamarracho.

Aunque el DNU no tiene nada de sublime vale la pena recordar la frase atribuida a Napoleon Bonaparte (tambien a Bolivar y a Hitler): "De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso".

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