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18 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Mini, la sargento ayudante más querida de Molinos

Durante los festejos por el Día de la Independencia, fue una protagonista inesperada conmovió al pueblo. Se trata de una perrita adoptada por la comisaría local, que marchó junto a la Policía luciendo su chaleco de sargento ayudante y cosechó el cariño del público.
Jueves, 17 de julio de 2025 10:49
Mini, sargento ayudante

Entre banderas, aplausos y emoción patria, hubo alguien que se robó todas las miradas en los actos del 9 de Julio en Molinos, uno de los rincones más pintorescos de los Valles Calchaquíes. No fue un funcionario ni un veterano, tampoco una autoridad escolar o un niño abanderado. Fue Mini, la perrita que con su paso firme y su chaleco policial despertó ternura y orgullo por igual.

Mini o Chiqui, como también la llaman los más chicos del pueblo, es una sargento ayudante de la Policía de Salta. Para los efectivos de la Comisaría 2 de Molinos, ella es parte de la familia. Fue adoptada hace algunos años por el personal policial y desde entonces ocupa un lugar especial entre los uniformados. Lleva con orgullo un pequeño chaleco con la insignia de sargento ayudante, el rango simbólico que se le otorgó dentro de la fuerza.

El comunicador local Gustavo Guaymás contó a El Tribuno que Mini responde a sus dos nombres con la misma energía con la que patrulla el pueblo, duerme la siesta en la vereda de la comisaría o se suma a las formaciones. Pero esta vez fue distinta. Esta vez desfiló. Caminó al lado de sus pares, acompañando la bandera en los actos oficiales por el Día de la Independencia, como toda una integrante más del cuerpo policial.

Los aplausos no tardaron en llegar. Desde la vereda, niños y adultos se emocionaron al verla marchar. Algunos aplaudían, otros reían y le sacaban fotos. Mini, imperturbable, continuó su recorrido como quien sabe que cumple un rol importante, no solo por el uniforme que lleva, sino por lo que representa.

Porque su presencia en el acto no fue un gesto menor. Fue un símbolo. De ternura y respeto, pero sobre todo de inclusión y cariño. “Esta fiel compañera fue adoptada por el personal policial, quienes decidieron incorporarla a sus filas, brindándole no solo un hogar, sino también un lugar dentro de la institución”, relataron los vecinos.

Molinos, con su cielo limpio y sus calles de adoquines, fue testigo de un homenaje distinto. Mini no empuñó armas ni dio discursos, pero dejó una huella que vale tanto como cualquier medalla. Una que habla del compromiso con los animales, de la humanidad detrás del uniforme y del amor que se multiplica cuando se comparte.

Quizás por eso, cuando el acto terminó, más de uno se acercó a acariciarla. Porque Mini no solo es sargento, sino que también ya es parte de la historia del pueblo. Y su desfile quedará grabado como un gesto inolvidable en ese 9 de Julio que tuvo olor a empanadas, a tierra vallista y a lealtad.

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