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Por más que los títulos se amontonen en su vitrina, Facundo Campazzo no pierde perspectiva. Acaba de ganar su quinta Liga ACB con el Real Madrid —la edición 2024/2025—, pero lejos de celebraciones grandilocuentes, el base argentino mantiene la humildad que lo define. “Defender una camiseta como la del Madrid nunca te hace acostumbrarte a ganar”, dijo en una entrevista con La Nación, donde repasó el año más difícil de su carrera en el club merengue y reflexionó sobre su madurez como líder y persona.
Con 16 títulos obtenidos en Europa, Campazzo no solo superó a referentes históricos del básquet argentino como Andrés Nocioni, Luis Scola o Pablo Prigioni, sino que se convirtió en el argentino más ganador del básquet europeo. En el Real Madrid ganó cinco Ligas de España (2015, 2018, 2019, 2024 y 2025), dos Euroligas (2015 y 2018), tres Copas del Rey y cinco Supercopas. Además, sumó una Copa Serbia con Estrella Roja. Pero lejos de conformarse, reconoce que el camino fue duro: “Este fue uno de los años más complicados desde que llegué. Perdimos la Supercopa, la Copa del Rey y quedamos afuera del Final Four. La presión está siempre, y cuando los resultados no se dan, se siente más todavía”.
En esa línea, Campazzo explicó que la exigencia interna es igual de fuerte que la externa. “Uno también se pone presión. Querés ganar siempre. Pero también aprendés a disfrutar los logros, porque no sabés cuándo va a ser la próxima vez que levantes un trofeo. Más en una temporada así, con tantos altibajos”, señaló.
Lejos de mostrarse indiferente al paso del tiempo, el cordobés confesó que ganar ya no se siente como antes: “No es como los primeros títulos que gané en Peñarol o los primeros acá. La sensación cambia, pero sigue siendo adictiva. Me gusta el cansancio después de lograrlo, esa felicidad extrema. Y si estás rodeado de gente con hambre, te motiva más”.
Su maduración también se nota fuera de la cancha. Con dos hijas pequeñas, Campazzo dice que la paternidad lo transformó: “Todo se pone en perspectiva. Antes una derrota me perseguía por días. Ahora, si perdemos, disfruto estar en casa, con mis hijas. Ya habrá tiempo para entrenar y mejorar”. Además, contó que empezó a practicar yoga como parte de su equilibrio mental: “Hice unas 20 clases, me ayudó a calmar la cabeza en los momentos difíciles. Este año me apoyé más en la familia que en la terapia, pero siempre intento buscar lo que necesito para estar bien”.
Campazzo también repasó su paso por la NBA con Denver y Dallas, sin resentimiento: “Lo disfruté muchísimo. Para mí fue un éxito. Jugué minutos importantes, incluso en playoffs. Si alguien esperaba que firmara un contrato multimillonario, se equivocó de expectativa. Yo quería competir, vivir la experiencia. Lo volvería a hacer sin dudar”.
Hoy, con contrato vigente en el Madrid y rol consolidado como referente, su foco está en seguir creciendo. “Me gusta planificar cada paso. Qué entrenar, cómo entrenar, cómo ayudar a mis compañeros. Todo eso me alimenta. A largo plazo, prefiero pensar en el corto: entrenarme bien, cuidarme, tener buenos hábitos. Lo demás llega solo”.
También se refirió al momento actual de la Selección Argentina, donde sigue siendo uno de los líderes naturales. “El barro ya pasó. Ahora estamos en una etapa de reconstrucción clara. Con Pablo Prigioni hay una idea, un plan. Eso te da ganas de comprometerte. La AmeriCup será clave para consolidar a los jóvenes y para que podamos mezclarnos bien experiencia y juventud”.
Campazzo asegura que hay seguimiento, trabajo silencioso y mucha convicción en el grupo. “Se está trabajando muy bien. Eso no se dice, pero es valioso. Queremos ganar, pero más importante aún, estamos construyendo algo”.
A los 33 años, Campazzo es mucho más que el mejor base argentino de la actualidad: es un símbolo de profesionalismo, resiliencia y evolución constante. Sin estridencias, lidera dentro y fuera de la cancha con una fórmula que ya es marca registrada: humildad, entrega total y amor por el juego.