La incursión de Estados Unidos en el conflicto Irán-Israel generó, con razón, una profunda tensión a nivel global, porque más allá de la situación bélica en Medio Oriente, se da en un contexto de puja por la supremacía económica mundial y la conformación de un nuevo orden, que por estos días y bajo las actuales circunstancias, parece desacelerarse o postergarse para tiempos menos convulsionados.
El ataque que ordenó Donald Trump a las instalaciones nucleares sobre territorio persa reveló el enorme poder de fuego del país del norte y su capacidad para definir de forma contundente situaciones regionales apretando “solo un botón”. A esto hay que sumar que, puertas adentro de sus fronteras, ayuda a consolidar su liderazgo político en tiempos en que una parte importante de la sociedad estadounidense veía con temor el crecimiento de China como superpotencia.
El ingreso de Estados Unidos en el conflicto es, además, un espaldarazo significativo para Israel y su seguridad en la región, colocándolo en un lugar de supremacía. Para el primer ministro Benjamín Netanyahu, una victoria ante Irán consolidaría su fortaleza política, que en los últimos tiempos comenzaba a debilitarse por acusaciones de corrupción y por haber sido responsabilizado de una crisis política interna que se intensificó con los ataques de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023.
En cuanto a los efectos del conflicto en el resto del mundo, no son pocos y podrían ser muy profundos. Europa, que durante el conflicto entre Rusia y Ucrania titubeaba sobre si acelerar su rearme, hoy parece haber tomado la decisión e inicia de lleno su carrera armamentística.
En lo económico, nadie está exento y los primeros síntomas comienzan a vislumbrarse en el precio del petróleo y las remarcaciones en los surtidores. También en el mundo bursátil, y no pocos analistas sospechan que podrían trasladarse inevitablemente a los alimentos.
Lo cierto es que el conflicto en Medio Oriente, se lo considere o no teóricamente el inicio de una Tercera Guerra Mundial, tiene consecuencias de alcance global, y el mundo verá nuevamente cómo comienzan a cerrarse sus fronteras, como una reminiscencia de una pandemia que creíamos ya olvidada.