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Las autoridades chilenas confirmaron ayer el hallazgo del cuerpo sin vida del último minero desaparecido tras el derrumbe ocurrido el jueves en la mina El Teniente, el yacimiento subterráneo de cobre más grande del mundo, elevando a seis el número total de víctimas fatales en la peor tragedia de la mina en más de tres décadas.
El colapso ocurrió tras un sismo de magnitud 4,2 en el sector Andesita, una de las zonas más profundas de la mina, ubicada a 120 kilómetros al sur de Santiago. La causa del derrumbe aún es incierta: se investiga si fue de origen natural o provocado por las propias perforaciones realizadas por la estatal Codelco, propietaria de El Teniente.
"Hemos podido rescatar los cuerpos en un corto plazo, a pesar de lo riesgoso de las maniobras. Hemos contribuido así a la serenidad de las familias", señaló Aquiles Cubillos, fiscal de la región de O'Higgins. Informó además que el lugar del derrumbe permanecerá clausurado mientras se lleva adelante una investigación "objetiva y abierta".
Por su parte, el presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, aseguró que la empresa cooperará plenamente para esclarecer los hechos. "Somos los primeros interesados en entender qué fue lo que sucedió. Se lo merecen las familias y cada persona que trabaja en Codelco", sostuvo.
Durante las labores de rescate se removieron más de 3.200 toneladas de material. El accidente, que dejó sin vida a cinco trabajadores atrapados en el Nivel Teniente 7 y a otro en el sector Andesita, es el más grave desde 1990, cuando una explosión de roca también cobró seis vidas.
Con más de 4.500 kilómetros de túneles, distancia equivalente al tramo entre Madrid y Moscú, El Teniente produjo un total de 356.000 toneladas métricas de cobre fino en 2024.