El artista plástico jujeño Carlos Esquibel, con una carrera de cerca de 40 años, ve su trayectoria profesional como un viaje donde se aprende por medio de la experiencia, donde es necesario tomar riesgos y donde los desafíos son importantes solo si son consigo mismo.
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El artista plástico jujeño Carlos Esquibel, con una carrera de cerca de 40 años, ve su trayectoria profesional como un viaje donde se aprende por medio de la experiencia, donde es necesario tomar riesgos y donde los desafíos son importantes solo si son consigo mismo.
Sus creaciones de tallas están emplazadas en distintos puntos de Capital, Tumbaya, Humahauca,Palpalá y San Pedro.
A lo largo de su camino únicamente escuchó su voz interior para potenciar sus fortalezas buscando los senderos para encontrar singularidad en un constante proceso creativo. Durante una amena charla con El Tribuno de Jujuy, el talentoso pintor y escultor habló sobre la especial travesía que lo llevó a convertirse en un sello del arte jujeño.
"El arte prácticamente nació conmigo y lo puedo afirmar porque miro el camino que he trazado y me doy cuenta. De niño siempre dibujaba,fui un pésimo estudiante, no tomaba atención de las materias, hice la primaria en un pequeño pueblo de Bolivia y actuaba con respeto, por obediencia, por la disciplina, por la severidad de los maestros de la época, una rigurosidad que no se replicaba en tratar de conocer que pasaba realmente con ese ser humano", indicó el artista.
Y luego contó que se crió con su abuela y un maestro insistió para que comience los estudios lo antes posible porque percibía algo especial en él, "pero cuando comencé, no cumplí con sus expectativas porque era un mal estudiante, me la pasaba dibujando el contorno de la hojas de gramática y matemáticas y llenaba resultados sin pensar, aveces acertaba y el maestro me felicitaba y yo estaba convencido que me halagaba por el trabajo periférico que realizaba, es decir por mis dibujos", indicó.
Luego contó que se trasladó a vivir a Córdoba donde se le abrió un mundo nuevo de posibilidades, "esta ciudad me mostró una gran vidriera de oportunidades y les dije a mis padres que quería hacer arte. Y me explicaron que no era apropiado, que para eso hay que tener dinero y que había que estar ´rayadito´ o ´loquito´ que no es normal. Y eran mis padres y a mi edad al no tener la independencia como para hacer lo que deseaba, mi obediencia primó y estudié para trabajar en una fábrica de aviones. Y ahí sí fui buen estudiante, conseguí una beca importante que me respaldaba y me preparé como técnico, ajustador, dibujante".
Pero aseguró que su inquietud por el arte no había muerto, "seguía viva y en mis tiempos libres pintaba y dibujaba pero no a nivel profesional. Me voy a Buenos Aires y si en Córdoba se me había abierto el panorama, allí aún más, pero no podía dar curso a mi vocación porque tenía que ganarme el sustento en lo que me había formado. La empresa en la que entré a trabajar tenía su base en Buenos Aires pero con sedes en otros lugares del país -Neuquén, Misione, Paraná- y del exterior. Y yo me dije, ´esta es otra forma de ver el arte´, viajar y nutrirme de los colores de cada lugar, de su flora, de su fauna, de sus parte vitales, de las características del lugar, del clima, no es lo mismo estar con los mapuches, que con los guaraníes o con los coyas y eso me dio respaldo, implícitamente comencé a sentir más autoridad para alegorizar y luego tuve la posibilidad de plasmar las imágenes que fui acumulando , que iba juntando si ningún tipo de incomodidad porque yo no conozco la palabra aburrimiento, para mí no existe,siempre tengo un afán, un propósito, estoy presto y solicito a estar, a permanecer", expresó.
También contó cómo finalmente decide arriesgarse y cumplir con sus anhelos, "llego al sur y comienza otra realidad que me va llevando a comprometerme en eso que de niño traía. Trabajaba en la represa hidroeléctrica Hidronory allí los espacios, los muros, las columnas son faustososen cuanto a tamaño y majestuosidad y yo no lo deje pasar, en mis descansos con una caña larga y una tiza marcaba en esos muros y dibujaba. Y también hacía dibujos retratando el lugar, pero desde una perspectiva singular, era como si me elevara y veía nuestra labor cotidiana desde arriba, y hacía obras que compartía con mis compañeros, y les gustaban mucho porque se veían representados.
Un día fui a Buenos Aires y se me ocurrió hacer miles de copias de los dibujos y las entregaba a los que me las pedían. Venían hacia mí por medio del arte, por lo que yo había hecho", dijo impresionado.
Siguió su relato con un hecho que obligó a virar su rumbo para siempre, "vino el jefe de Hidronor y me solicita un trabajo para hacerle un presente al presidente que vendría a inaugurar la represa hidroeléctrica .Y me di cuenta de la llegada de mi trabajo y entendí que tenía que ir por ahí", manifestó. "No fue rápido requirió su tiempo pero ahí me decidí, me dije hago un poco de esto un poco de lo otro pero muy rápido deduje que no es posible estar en dos lugares al mismo tiempo y pagué las consecuencias, vi mermados mis recursos económicos pero he ganado, porque el arte me hizo libre y feliz", afirmó.
También aseguró que su preparación en la fábrica le sirvió mucho para su tarea como escultor, "la técnica la conseguí allí conocía de materiales, de aceros, aleaciones, de filos, de ángulos y hacia mis herramientas, le daba el temple la forma la agudeza que requería.Gracias a Dios tengo la bendición de poder vivir del arte, de lo que hago que es fruto de estar abierto a los sentidos".
El artista plástico de 63 años a lo largo de su trayectoria consiguió muchos galardones, concretó gran cantidad de obras para el Estado y para entidades privadas nacionales y del exterior, fue convocado como jurado en importantes certámenes de arte, inclusive fue el responsable de tallar el cetro que recibe cada año la Reina Nacional de los Estudiantes y en otro tramo de la charla habló sobre el Primer Premio Adquisición que obtuvo el año pasado en el Salón Provincial de Artes con la obra "Escala Biológica II".
Y entre sus obras destacó particularmente la que confeccionó para la iglesia Santa Rita en Los Perales, "el altar y el mobiliario fueron llevados a cabo por estas manos y han demandado años de labor. Así que los invito a ver tallas de gran envergadura en cuanto a tamaño, técnicas, mensaje y características", señaló subrayando también sus creaciones también están emplazadas en distintos puntos de Capital, Tumbaya, Humahauca,Palpalá y San Pedro.
Cabe señalar también que su hijo Matías Miski Mayo Esquibel, artista emergente de nuestro medio, consiguió en 2017 el Premio Estímulo Artista Joven de Menos de 30 años en el Salón Provincial de Artes con su obra "Te avisaré". Y al hablar de su hijo se mostró satisfecho y alegre, "Miski inicio la carrera de ingeniería,iba bien pero llegó un momento en que dijo ´no´ y volvió al taller y veo que no se equivocó.
Es gratificante y como papá te toca otras fibras", aseguró del artista que compartió con vástago el año pasado la muestra titulada "Generación Esquibel" en la Biblioteca Popular.
Finalmente instó a aquellos que tienen inclinaciones artísticas a seguir su lo que le dicta su espíritu, "porque si haces algo por obligación o por compromiso no conocerás la plenitud de tu capacidad. Hoy puedo decir que supe aprovechar lo que Dios me regaló, he dejado todo por el arte y desde el comienzo hasta ahora fui en constante crecimiento para hoy decir que no me había equivocado siendo un niño", concluyó.
Matías Miski Mayo Esquibel, hijo del artista consiguió en 2017 el Premio Estímulo Artista Joven con su obra “Te avisaré”.