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Almacenamiento eléctrico en baterías: una oportunidad

Domingo, 23 de noviembre de 2025 00:52
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El avance del almacenamiento eléctrico en baterías —conocido internacionalmente como ESS— está modificando de manera profunda la demanda global de tecnología energética y de los minerales críticos que la sostienen. Esta dinámica, que ya supera en ritmo y escala a la propia expansión de los autos eléctricos, vuelve a abrir una oportunidad estratégica para países con potencial geológico como la Argentina. La transición energética mundial se está apoyando cada vez más en sistemas capaces de almacenar grandes volúmenes de energía renovable, estabilizar redes eléctricas y reducir costos. En ese contexto, la demanda de minerales vinculados a esas tecnologías se está desplazando hacia un escenario de menor superávit y tensión creciente en la oferta.

Un análisis reciente de Barrenjoey Research (2025) muestra que las instalaciones de ESS en todo el mundo crecieron muy por encima de lo esperado. Esto está reduciendo el excedente global acumulado de recursos energéticos estratégicos y proyecta un déficit para los próximos años. Lejos de ser un movimiento circunstancial, es el resultado de cambios simultáneos en los principales polos de consumo y producción del planeta.

China sigue siendo el epicentro del almacenamiento eléctrico. Concentra la mayor parte de la manufactura global de baterías y está desplegando ESS en prácticamente todas sus regiones, impulsado por una red eléctrica más exigida y un mercado que comienza a actuar con mayor madurez. Su capacidad exportadora y la búsqueda de asegurar recursos fuera de sus fronteras son elementos que inciden directamente en los precios internacionales y en la dinámica comercial de los países productores.

En Estados Unidos, la combinación de incentivos industriales, deterioro de la infraestructura eléctrica y necesidad de autonomía tecnológica aceleró las inversiones en almacenamiento más de lo previsto, a pesar de la desaceleración del mercado de autos eléctricos. El país está decidido a reducir su dependencia de Asia y a construir cadenas de suministro regionales, lo que convierte a Latinoamérica en un socio potencialmente estratégico.

"En la minería del NOA, la interacción entre academia, sector privado y sector público no es opcional: es el único camino sostenible".

Europa, por su parte, avanza hacia la diversificación por necesidad. Sin gran disponibilidad interna de minerales críticos, está impulsando marcos regulatorios, inversión pública y alianzas con países productores para garantizar un abastecimiento estable. Su estrategia de transición energética depende en gran medida de asegurar recursos que no posee.

Un actor inesperado es África, donde países como Nigeria, Mali y la República Democrática del Congo están incrementando su producción con rapidez. Su velocidad regulatoria y los bajos costos de desarrollo pueden presionar los precios globales, aunque este crecimiento viene acompañado de mayores riesgos operativos, ambientales y políticos.

Anticipación

En este tablero, Argentina —y especialmente el NOA— ocupa una posición singular. Salta, Jujuy y Catamarca concentran algunos de los recursos de mayor calidad del mundo y ya alojan proyectos de minerales críticos con capacidad de escalar. En un mundo donde el almacenamiento eléctrico avanza como la infraestructura esencial del siglo XXI, nuestra región tiene la posibilidad de ser protagonista, siempre que se actúe con anticipación. La oportunidad existe, pero no es automática.

Para aprovecharla, es fundamental que las decisiones públicas y privadas incorporen esta tendencia estructural. La planificación territorial, la infraestructura logística, los marcos regulatorios, los incentivos productivos y la capacidad de industrialización deben estar alineados con esta nueva realidad. La competencia internacional por los recursos críticos se intensifica y quienes logren combinar certidumbre jurídica, sostenibilidad ambiental y capacidad técnica atraerán capital de largo plazo.

En ese proceso, las instituciones argentinas tienen un rol decisivo. Las Cámaras empresarias, las Universidades y los profesionales especializados deben trabajar de manera integrada, no solo describiendo lo que ocurre en el mundo, sino anticipándolo. La formación de talento en tecnologías de almacenamiento, transición energética y sistemas industriales avanzados es una condición básica para que el país pueda capturar más valor y no quedar relegado en eslabones de baja complejidad. Lo mismo ocurre con la construcción de agendas de desarrollo que articulen intereses regionales, nacionales y globales.

Mirada estratégica

En la minería del NOA se cruzan desafíos sociales, ambientales, tecnológicos y geopolíticos. Precisamente por eso, la interacción entre academia, sector privado y sector público no es opcional: es el único camino sostenible. El almacenamiento eléctrico está cambiando la demanda global, y la región necesita adaptarse con velocidad, planificación y visión estratégica.

El auge del ESS no es una novedad lejana ni un fenómeno pasajero. Es una señal clara del rumbo que tomará la energía en las próximas décadas. El NOA tiene, otra vez, los recursos, el talento y la oportunidad. Lo que falta es una mirada estratégica que permita estar a la altura de este momento histórico y una conversación pública que comprenda que el futuro energético de la Argentina se está definiendo ahora.

 

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