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La peregrinación partió del paraje Virgen de la Peña, ubicado a 13 kilómetros de Tartagal, a las 17 en punto. Bicicletas policiales, bici peregrinos y más de 300 jinetes desandaron el camino hasta la entrada norte de la ciudad, donde miles de tartagalenses recibieron a los fieles y a la imagen de la Virgen de la Peña, la advocación mariana más importante de la feligresía católica en el norte provincial. En cada paraje y barrio a la vera de la ruta nacional 34, los peregrinos fueron asistidos con agua y saludados afectuosamente por los vecinos.
Cerca de las 20.30 ingresaron a la ciudad por calle San Martín y, como es tradición desde hace 40 años, llegaron a la intersección con Gorriti, donde músicos, cantantes y más devotos esperaban a la multitud.
Una mezcla de sentimientos marcó esta 40ª peregrinación desde el santuario hasta Tartagal, ya que, después de 25 años, la feligresía norteña despidió al director del santuario, el franciscano Rubén Sica, artífice de la expansión de la devoción que hoy se conoce en todo el país, especialmente tras la consagración del templo en 2013 y la consagración de Tartagal a María de la Peña, realizada el pasado 10 de noviembre. Sica fue el principal impulsor de la construcción del nuevo templo que se erige en medio de las Yungas y trabajó para preservar el ambiente natural del lugar donde, hace más de un siglo, criollos testimoniaron apariciones de la Virgen.
Los bombos, guitarras y violines, junto a los tradicionales misachicos, erizaron la piel de los presentes, expresando la devoción mariana sin perder la esencia de las comunidades originarias, símbolo del sincretismo religioso propio del norte argentino.
Además de las canciones dedicadas a la Virgen de la Peña, cuya advocación se celebra desde hace más de un siglo con testimonios de milagros reconocidos por la Iglesia, los músicos locales homenajearon a Fray Sica con un bailecito dedicado al franciscano, quien desde ahora —por disposición de la orden— estará a cargo de una parroquia en San Salvador de Jujuy.
Sica se emocionó hasta las lágrimas y agradeció las muestras de afecto de la multitud, para luego concelebrar la misa en la Parroquia La Purísima. Un año más, la feligresía mariana honró de manera simple y profunda a María de la Peña, en una jornada excepcionalmente fresca para el impiadoso verano norteño. Los devotos, como siempre ante la adversidad, pidieron su intercesión tal como lo expresa la canción interpretada por el Chaqueño Palavecino: “Virgencita de la Peña, ayúdame. Ayúdame, Madre buena, ayúdame por favor”.
Encendido del árbol
Tras la misa, una gran cantidad de tartagalenses se dirigió hacia el principal paseo público, la plaza General San Martín, donde se encendió el tradicional árbol de Navidad y todas las luminarias del paseo y de las principales avenidas de la ciudad. El árbol, de 17 metros de altura, fue montado por personal municipal, aunque debido a sus dimensiones fue necesaria la intervención de una empresa de servicios con grúa industrial.
De esa manera, el norte provincial dio inicio oficial a las celebraciones navideñas y a las tradicionales festividades de fin de año. El acto contó con la presencia de autoridades locales, religiosos y vecinos que celebraron el encendido del árbol navideño.