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Un acuerdo que puede prosperar si el Gobierno sabe consensuarlo

El pacto comercial con EEUU genera recelos aún antes de conocerse la letra chica de los compromisos asumidos. Para Javier Milei es un nuevo espaldarazo de Donald Trump, pero le exige sostener la gobernabilidad.
Domingo, 16 de noviembre de 2025 01:43
Donald Trump y Javier Milei se identifican en una "batalla cultural" que los enfrenta con "la cultura comunista", aunque con modos distintos.
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El vínculo entre la Argentina y Estados Unidos históricamente ha sido, y es, traumático. El concepto de "American first", el de "América para los americanos" y el águila calva, elegida en 1782 por las recién independizadas colonias como símbolo "fuerza, libertad, poder y supervivencia" describen a una nación que parece sentirse heredera de la Roma imperial.

Claramente, quien se siente poderoso no tiende a compartir poder ni, tampoco, a convertirse en mecenas de países vulnerables. Pero lo mismo, y mucho más, ocurre con la China de Xi Jinping y la Rusia de Vladimir Putin, un heredero de las tradiciones y los estilos de los zares.

Por eso, tanto el salvataje con dólares previo a las elecciones como el acuerdo comercial anticipado (porque aún no fue rubricado) por funcionarios argentinos y estadounidenses son tomados con recelo.

Aunque aún no se ha publicado la "letra chica", el preacuerdo incluye apertura de mercados, reducción de aranceles, alineación normativa y cooperación en sectores estratégicos. Economistas advierten sobre riesgos de pérdida de soberanía y desequilibrios productivos. La maniobra se inscribe en la visión geopolítica de Trump de consolidar alianzas bilaterales frente a China y reforzar su influencia en América Latina.

Los puntos en cuestión

El acuerdo establece:

* Reducción de aranceles para productos estratégicos, como medicamentos, maquinaria, tecnología, vehículos y productos agrícolas.

* Eliminación de barreras no arancelarias, como licencias de importación y formalidades consulares.

* Acceso preferencial para productos estadounidenses en sectores sensibles.

* Cooperación en comercio digital, incluyendo transferencia de datos y reconocer firmas electrónicas.

* Alineación de estándares regulatorios en alimentos, farmacéutica, ambiente y propiedad intelectual.

* Compromisos laborales y ambientales, como prohibición de importaciones con trabajo forzoso y combate a la tala ilegal.

* Apertura mutua del mercado de carnes.

El objetivo argentino

El objetivo argentino es crear condiciones favorables para las inversiones de empresas del país más rico del planeta y de su área de influencia. La inversión extranjera directa se ha retirado progresivamente de nuestro país debido a los desequilibrios económicos y a la irresponsabilidad política de cambiar las reglas de juego junto con los cambios de gobierno. Este punto es clave para que el país, de una vez por todas, genere una rampa de lanzamiento para el desarrollo.

Es decir, para que capitalice todo su potencial en recursos naturales dando paso a la industrialización, a la modernización tecnológica y a la valoración de la investigación científica como una inversión valiosísima en patrimonio en la economía del conocimiento.

En 2024, Argentina exportó por US$ 79.721 millones e importó por US$ 60.822 millones, logrando un superávit récord de US$ 18.899 millones. Sus principales socios fueron Brasil, China y Estados Unidos. Pero el desequilibrio entre el valor agregado que importa y el que exporta neutraliza el efecto de ese superávit.

Una alianza estratégica con EEUU puede representar una ráfaga de oxígeno, siempre y cuando no afecte los vínculos comerciales con China y Brasil, ni con ningún otro país.

Batallas inconvenientes

A los recelos de algunos expertos y al entusiasmo de otros, habría que contraponerles algunas advertencias. Trump y Javier Milei se identifican en una "batalla cultural" que los enfrenta con "la cultura comunista", en la que envuelven a cualquier persona poco proclive a seguir sus pasos. Pero hay una gran diferencia entre ambos: el presidente norteamericano levanta la voz y luego retrocede y se sienta a negociar. Milei y su entorno parecen estimularse con peleas sin sentido. Esa diferencia no es menor.

Una de las noticias de esta semana fue la reunión entre la ministra y senadora electa Patricia Bullrich y la vicepresidenta Victoria Villarruel. Muchos esperaban un "choque de planetas". Bullrich fue a pedirle que no boicotee los proyectos del gobierno. La realidad es que Villarruel debió maniobrar hasta ahora contra un bloque aplastante de opositores justicialistas, expertos en desestabilizar gobiernos, y ella logró cierto equilibrio. Este clima habla de un mal comienzo en esta nueva etapa del gobierno libertario.

Para que la asistencia financiera y el acuerdo comercial se transformen en desarrollo, en el país y en el Congreso hay que buscar aliados, y hay que encontrarlos en la oposición.

La excesiva personalización de las relaciones y las decisiones, la confianza excluyente en un grupo pequeño de amigos es lo contrario de un buen gobierno. Y un buen gobierno será la clave del éxito o del fracaso de este acuerdo con uno de los presidentes más controvertidos de los EEUU.

Faltan conocer los detalles

Marcelo Elizondo, especialista en comercio internacional y economía, señaló que el acuerdo entre Argentina y Estados Unidos es de "enorme significación" y lo calificó como "histórico", dado que Argentina nunca ha tenido un pacto de este tipo con Estados Unidos.

No obstante, advirtió sobre las limitaciones para un análisis exhaustivo ante la falta de conocimiento sobre su contenido específico.

"Todavía no conocemos los detalles porque lo que se conoció fue el comunicado de la Casa Blanca y no la letra del pacto", dijo en Radio Rivadavia.

E insistió: "Estamos hablando sin conocer la letra del texto y me parece que va a ser más prudente cuando la conozcamos".

 

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