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Un emotivo homenaje realizó ayer el Poder Judicial de la Nación a los camaristas federales que condenaron a las juntas militares responsables de la represión ilegal durante la última dictadura militar, al cumplirse 40 años de aquel proceso histórico.
En el salón de los Pasos Perdidos del Palacio de Justicia, el presidente de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de la Magistratura, Horacio Rosatti, afirmó que el juicio a las Juntas Militares fue un caso de justicia transicional "ejemplar" y destacó el rol de los jueces que llevaron adelante el proceso.
Rosatti recordó que, a diferencia de otros países, la Argentina respetó en ese proceso penal los principios de legalidad, juez natural, igualdad ante la ley y publicidad del juicio, lo que permitió que no se tratara "ni de impunidad ni de venganza".
"Hicieron lo correcto"
"El caso argentino es ejemplar porque los delitos ya estaban previstos en el Código Penal. No hubo invención de tipificación de ilícitos ad hoc ni tribunales especiales", subrayó Rosatti.
El magistrado contextualizó la trascendencia de aquel juicio oral iniciado en 1985 por impulso del entonces presidente Raúl Alfonsín, en un escenario cargado de "acechanzas, peligros y riesgos para la institucionalidad", pero donde "los jueces hicieron lo correcto".
"La historia cambia en 1983, cuando por primera vez se quiebra un círculo vicioso de alternancia entre gobiernos constitucionales y de facto sin rendición de cuentas", afirmó Rosatti. En ese sentido, reivindicó el rol del Poder Judicial en "sostener las instituciones republicanas cuando ellas flaqueaban".
Lugar de la memoria
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, anunció que la sala donde se desarrolló el juicio a las Juntas será integrada al futuro Museo de la Corte Suprema, que se inaugurará en el primer semestre de 2026, para que las nuevas generaciones "recuerden no solo el proceso sino también el ámbito en que se desarrolló".
En su mensaje, Rosatti evocó una escena de la Revolución Francesa, en la que se discutía el destino del rey depuesto Luis XVI, y contrapuso la venganza de Robespierre a la elección de los jueces argentinos de "apelar a los procedimientos porque tenemos principios".