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Una décima parte de la corteza terrestre está cubierta por el casquete polar antártico, una capa de hielo del tamaño de Canadá que sigue siendo una de las más misteriosas del planeta.
Recientemente, unos geólogos demostraron que lejos de ser plana como Australia (vecina de la Antártida en un lejano pasado) esta parte del mundo estaba cruzada por profundos valles y erizada de montañas.
La mayor de las cordilleras subglaciares, la cadena de Gamburtsev, es comparable en tamaño y superficie a la de Los Alpes, con picos de 2.700 metros de alto a lo largo de 1.200 kilómetros. Una altitud elevada y un relieve escarpado característicos de las montañas “jóvenes” y a priori incompatible con la historia muy antigua de la formación de la Antártida.
El análisis previsto de los hielos de la Antártida permitirá a los científicos obtener datos muy valiosos sobre los climas y las atmósferas del pasado.