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Cambio o continuidad. Tras varios años tirantes con el kirchnerismo, la relación entre el Gobierno nacional y la Iglesia Católica podría entrar en una nueva etapa a partir de diciembre. El obispo de Santa Fe, José María Arancedo, fue elegido ayer como el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) para los próximos tres años, en reemplazo del cardenal Jorge Mario Bergoglio. Junto a él estarán los arzobispos de Neuquén, Virginio Bressanelli, y el de Salta, Mario Cargnello, quienes tendrán la vicepresidencia primera y segunda, respectivamente.
Las nuevas autoridades fueron elegidas en medio de un fuerte debate por una ley a favor de la legalización del aborto, principalmente, y por incitativas que contemplan la identidad de género y de la llamada muerte digna.
En el segundo día del cónclave que se lleva a cabo en Pilar, Buenos Aires, más de cien obispos de todo el país definieron ayer las nuevas autoridades mediante el voto electrónico.
De 71 años, reflexivo y consustanciado con la línea que la conducción de la Iglesia viene transitando desde 1996, Arancedo es un hombre mesurado, con fuerte vocación para el diálogo. Primo hermano del expresidente Raúl Alfonsín, tiene buena relación con el Gobierno y con sectores políticos y sociales.
Entre los otros “presidenciables” figuraban los arzobispos Andrés Stanovnik (Corrientes) y Héctor Aguer (La Plata). Stanovnik es un arzobispo con reconocida capacidad de gestión entre sus pares y que ocupó la vicepresidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano.
Mientras que Aguer pertenece a la línea más conservadora de la Iglesia y es aliado del nuncio apostólico Adriano Bernardini.
Además de los cambios en la Conferencia Episcopal, Bergoglio deberá elevar en diciembre su renuncia al Papa como arzobispo de Buenos Aires por llegar a la edad límite. Pero, como suele ser de práctica en estos cargos, se descuenta que Benedicto XVI prorrogará su cargo un par de años.
Con la salida de Bergoglio, la Iglesia dejará atrás una historia de desencuentros con el Gobierno nacional kirchnerista, que incluyó cruces verbales y desplantes.
Los cruces más fuertes se dieron con el expresidente Néstor Kirchner, ya fuera en su condición de mandatario o de máximo referente del partido gobernante. Sin embargo, cuando Cristina Fernández tomó la conducción en soledad, las controversias cesaron.
Las vicepresidencias
Por su parte, el electo vicepresidente primero de la CEA Virginio Bressanelli, tuvo la particularidad de que ayer fue confirmado, además, como nuevo obispo de Neuquén, al aceptarle el papa Benedicto XVI la renuncia a su antecesor, monseñor Marcelo Melani.
Mario Cargnello, elegido vicepresidente segundo de la CEA, nació en San Fernando del Valle de Catamarca el 20 de marzo de 1952. Luego de ser nombrado sacerdote en 1975, fue elegido obispo de Orán en 1994 por Juan Pablo II, hasta que cuatro años más tarde fue promovido como arzobispo coadjutor de Salta, cargo del que es titular desde agosto de 1999.