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Un pueblo en el olvido
El año pasado, regresamos junto a mi hermano Lucas a la localidad de Antilla, luego de mucho tiempo. La llegada al pueblo nos produjo una serie de sentimientos encontrados. Sentimos una gran melancolía por pisar nuevamente la tierra de mi infancia y donde mi madre vivió muchos años de su vida, cargando a sus animales, el producto de sus trueques para mantener en pie nuestro hogar. También me produjo alegría y una leve nostalgia el descubrir que la biblioteca del pueblo había recibido el nombre de Clara Torino, en honor a mi maestra de séptimo grado, y ver que mi escuela primaria está intacta. Sin embargo, hubo otras cosas que llamaron mi atención, causándome gran tristeza y fue el hecho de advertir que el pueblo se encuentra en un abandono notorio, producto de una administración municipal clientelista e incompetente. Es evidente que las autoridades actuales no tienen ente sus objetivos el progreso de Antilla. Me da mucho pesar reconocer que es lamentable que Antilla no tenga hoy en día una sala de primeros auxilios, un destacamento policial e incluso un servicio de transporte accesible y no tan caro como el que presta la Veloz de Norte, encargada del recorrido a Rosario de la Frontera. Pero lo que más indignación me produjo fue el hecho de que no hay ningún cartel que indique el nombre de Antilla. Es por esto que decido donar este letrero que me permitirá reconocer fácilmente la puerta de entrada de mi pueblo cada vez que decida visitarlo. Gracias a la hospitalidad y generosidad de la familia Juárez-Montoya. A los pobladores de Antilla les propongo que nos hagamos valer como integrantes de esta comunidad y añoremos un futuro mejor.
Mirta Tello
Bella Vista, Buenos Aires.
Mal servicio de Fabulous Eventos
Más que eventos fabulosos, son eventos desastrosos los que brinda la señora Viviana Ruiz. El pasado 16 de diciembre se realizó la fiesta de egresados de los chicos de la escuela Dr. Joaquín Castellanos Nº 4643. El horario del agasajo era de 20 a 23 y recién nos dejaron ingresar a las 21. Nos sumamos a todas las quejas que expuso el señor León García, en su carta publicada el 15 de diciembre, respecto al mal servicio de Fabulous Eventos, porque lo mismo sucedió con nuestros hijos. La mesa de dulces y la torta no existieron, las hamburguesas tampoco, faltaban copas y en ninguna mesa habían servilletas. Los tragos de jugos para los chicos nunca fueron servidos. También fuimos burlados y estafados por la señora Viviana Ruiz. Los padres abajo firmantes esperamos que el próximo año las autoridades educativas no permitan la estafa de Catering Fabulous Eventos, de la Sra. Viviana Ruiz.
Norma Costilla, Gloria Quinteros, Norma Fernández, siguen firmas
Ciudad
¡Pobre Cachi!...
Antes de pasar a mayores los desatinos del señor Eric Henderson, deseoso de convertirse en un Robin Hood de Cachi, le llamo fuertemente la atención por lo que dice, no sea su pluma desdichada que lo lleve a perder la hermosa casa reciclada que habita en ese pueblo en un juicio por calumnias e injurias que le entablaré si sigue esgrimiendo argumentos de un desacierto y falta de conocimiento total sobre lo que manifiesta. Y le hago esta advertencia para llamarlo a sosiego. En efecto, el reconocido operador inmobiliario que usted menciona se llama Carlos Robles, es el que firma y se ha roto entero en tres quiebras a lo largo de 45 años para tener tierras propias de nuevo, ahora amenazadas por una banda de usurpadores y de delincuentes al mando del abogado Gustavo Miranda y los pseudos “caciquejos” Néstor Yáñez, Ovalio Cruz, Manrique Burgos, Ismael Viveros, Quintín Cruz, a quienes la Justicia ya los tiene apestillados y prontos a desmantelar por la serie de actos de vandalismo que cometen desde abril del 2010, auspiciados por el INAI, que les provee de fondos con sigilo y nocturnidad para realizar acciones terroristas que tienen desquiciados a los propietarios de Cachi. Señor Henderson cuando quiera intervenir en actitudes quijotescas, asesórese primero de manera conveniente antes de tener un serio dolor de cabeza. Y no piense que le seguiré el juego epistolar. Mi espacio en esta cuestión está en la sede judicial, fuero penal.
Carlos Alberto Robles
Cachi