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El autor de esta nota es un economista salteño que está haciendo un master en Finanzas y Economía en Frankfurt, Alemania. En 2009 resultó ganador de un premio de investigación en el Banco Central. Su columna es para El Tribuno y brinda su visión sobre el poderoso Bundesbank alemán, que junto a la Reserva Federal, son las instituciones que marcan el rumbo de la política monetario de dos países claves de la economía mundial: Alemania y Estados Unidos. Es interesante conocer su opinión desde el propio lugar de los hechos y comparando -de alguna manera- con el funcionamiento del Banco Central de la República Argentina.
Los bancos centrales tienen dos funciones vitales; preservar el valor de la moneda del país (mantener la estabilidad de precios) y promover la estabilidad y el buen funcionamiento del sistema financiero. Para conseguir tales fines, un Banco Central dispone de diversas herramientas; emisión o contracción monetaria, manejo de las tasas de referencias interbancarias y la determinación del encaje de los bancos comerciales, entre otros.
El rol de prestamista
En el momento de su concepción como tales, los bancos centrales tuvieron el rol de prestamistas de última instancia, y como su nombre lo indica, es un prestamista que presta a quien nadie mas quiere prestarle. Es decir que es un prestamista que solo puede prestar una vez que las demás instancias fueron agotadas.
Esta característica, de la cual solo gozan los bancos centrales, es una herramienta vital para la preservación de la estabilidad del sistema financiero de un país.
Por muchos años, en las economías maduras como EE.UU o Europa, donde la palabra “crisis” no era de uso corriente, los bancos centrales no tuvieron la necesidad de hacer uso de tal función, pero en la última crisis financiera que aún golpea a gran parte de los países desarrollados, dicha herramienta parece haber recobrado importancia.
El debate
En estos días, el tema de discusión más popular en los pasillos del Banco Central Europeo (BCE), es la compra de bonos de España, Grecia y otros de los países mas afectados por la actual crisis para evitar un agravamiento de la situación actual y asegurarles la obtención de fondos a dichos gobiernos. El Bundesbank (Banco Central Alemán), repudia la postura del BCE de comprar Bonos de dichos países, asegurando que esa política tendría el mismo efecto del que tendría la emisión monetaria; inflación, dado que el circulante de dinero se incrementaría en una economía en la cual hubo una contracción del producto real.
Claramente existe un conflicto de intereses entre el BCE y el Bundesbank, problema que no será de fácil solución en el corto plazo; mientras que el primero está interesado en preservar la estabilidad financiera en la Eurozona, el segundo quiere preservar el valor de la moneda dentro de los límites de su país.
Lo irónico de toda esta historia es que ambos están cumpliendo funciones de bancos centrales, pero también ambos tienen la libertad e independencia de tomar las decisiones que en este momento es más beneficiosa para sus ciudadanos.
Al observar el empeño que estas instituciones ponían en cumplir sus funciones de Bancos Centrales, y la independencia con la que tomaban decisiones, me detuve a hacer un paralelo con la actual situación en el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
En Argentina, hace ya algún tiempo que el Banco Central fue obligado a olvidar para que fue creado, para pasar a ser un mero prestamista del Gobierno Nacional.
Regularmente escuchamos como las reservas del BCRA son destinadas al pago de deuda del Gobierno central; Sin ir más lejos, el 25 de Octubre pasado, el directorio de dicho organismo aprobó la transferencia de 926 millones de dólares para cancelar servicios de deuda con tenedores privados correspondientes al cuarto trimestre de 2012, de acuerdo a lo establecido en la Ley de Presupuesto.
La inflación
La inflación en Argentina no es casualidad, sino el resultado de la emisión monetaria de muchos años que solo genero aumento de precios frente a un bajo crecimiento del producto interno real.
Ya no existe más la leyenda que podía observarse cuando uno entraba por la puerta principal del BCRA por reconquista 266: “Es misión primaria de este Banco Central defender el valor de la moneda”. Pero, la reciente modificación de la carta orgánica del Banco Central destruyó también en forma tacita esa gran leyenda, y objetivo principal del Banco, para transformarlo en un banco de fomento y financiamiento al sector publico nacional.
La falta de independencia de la principal entidad financiera de la Argentina, el BCRA, ya es casi palpable, y es tal el descuido de la inflación, que la emisión monetaria pasó a estar en manos de una “imprenta”.
La concepción de un Banco Central independiente es fundamental si contempla una coordinación de la política monetaria y fiscal de un país. Es vital que las políticas nacionales operen en forma coordinada y sincronizadas, pero hoy el BCRA más que coordinar, está obligado a subordinar sus políticas a la política fiscal.
La recuperación europea está siendo lenta y un poco dolorosa para algunos estados, por que el Bundesbank se niega a “flexibilizar” su principal función para el que fue creado. Hoy Alemania no está dispuesta a soportar altos niveles de inflación, y a repetir historias pasadas, tarea que hasta ahora su principal autoridad monetaria viene cumpliendo con gran éxito. Esta independencia y soberanía de los organismos es necesaria para generar confianza en el país y así poder seguir captar inversión, algo que parece no tener sentido para el actual gobierno Argentino.