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El planeta recordó al escritor irlandés, que desde hace 115 años viene causando terror con esta historia tan fantástica como subyugante.
¿Quién no leyó Drácula o no vio una película del seductor vampiro rumano siempre dispuesto a hincar sus colmillos en los cuellos de hermosas mujeres?
Sin dudas no hay generación que haya quedado fuera de esta gran historia escrita por Abraham “Bram” Stoker, quien fue recordado mundialmente el jueves pasado, al cumplirse el 165 aniversario de su muerte.
Stoker, nació el 8 de noviembre de 1847 en Irlanda y si bien pasó a la inmortalidad con esta espectacular novela, no fue su única obra. Su producción registra más de una veintena de publicaciones, aunque ninguna tan impactante como la del ser sediento de sangre que sobrevive solo en las sombras y no se refleja en los espejos.
Enfermizo y estudioso
Bram era hijo de una familia burguesa, trabajadora y austera, pero en cuyo hogar nunca faltaron los libros.
Sus primeros estudios los realizó en su casa debido a su endeble salud. Estuvo más de siete años en cama y en esos tiempos su madre ocupaba el tiempo del enfermizo niño leyéndole novelas de fantasmas y misterios, que luego le influirían fuertemente en sus narraciones.
Pero, de manera enigmática, tal como su personaje estelar, se recuperó totalmente.
En 1870, con 23 años se graduó con honores en matemáticas y ciencias y tiempo después se recibió de abogado. Tenía una capacidad de estudio sorprendente y una memoria fotográfica.
Drácula
Stoker transformó al protagonista de su novela en el hombre-vampiro más famoso de la historia.
La génesis de su escrito parece estar en largas conversaciones con un erudito húngaro llamado Arminius Vámbéry. Este fue quien le habló del despiadado conde Vlad Draculea Tepes, más conocido como Vlad el Empalador, un sanguinario noble rumano -considerado un héroe en su país-, que no tuvo piedad con los invasores turcos, a los que combatió sin piedad y derrotó con una crueldad espeluznante.
Drácula, escrita a modo epistolar, presenta otros temas como el papel de la mujer en la época victoriana y la sexualidad.
Las leyendas sobre vampiros son previas a Stoker, pero desde que su novela se publicó, en 1897, nunca ha dejado de estar en circulación y se suceden nuevas ediciones.
Sin embargo, recién en 1983 abandonaría el terreno marginal de la literatura sensacionalista para ingresar en los clásicos de la Universidad de Oxford.
Una historia de amor
La versión cinematográfica de Drácula, del director norteamericano Francis Ford Coppola (1992), impuso de nuevo el horror, pero envuelto de amor y pasión. Es tal vez la mejor versión de la historia del conde empalador.
Protagonizada por Gary Oldman en el papel protagónico, la película cuenta con un reparto fantástico, integrado por Sir Anthony Hopkins, Winona Ryder, Richard E. Grant y Keanu Reeves.
El filme ganó un aluvión de premios técnicos, entre ellos los Oscar al mejor diseño de vestuario, mejor edición de efectos de sonido y mejor maquillaje.
Coppola y Oldman también ganaron el premio Saturno al mejor director y mejor actor, respectivamente.
Pero antes y después de esta obra, decenas de directores han incursionado en la temática, entre ellos el polaco Roman Polanski, quien realizó una tarea novedosa y ocurrente, con La danza de los vampiros, un cóctel lleno de ironía y terror.
Filmes
Nosferatu: película representativa del cine expresionista alemán estrenada en 1922. Es una adaptación no autorizada de la novela de Bram Stoker.
Drácula: La clásica película en blanco y negro protagonizada por el actor húngaro Bela Lugosi, en 1931. Este actor quedaría encasillado para siempre en ese papel.
Saga Drácula: Filmes ingleses basados en la novela de Stoker y protagonizados por Christopher Lee y Peter Cushing.
Estas son sólo algunas de las tantas películas sobre el tema.