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Un hecho de extrema violencia y conmoción se registró en la ciudad de Bermejo, la ciudad boliviana fronteriza con Aguas Blancas, cuando una mujer argentina fue brutalmente atacada por un grupo de comerciantes, que la acusaron de haber robado más de cinco millones de pesos argentinos a un comerciante local. El video del hecho, que se viralizó rápidamente, muestra escenas de golpes, humillación pública y amenazas de quemarla viva antes de ser entregada a la Policía.
La mujer, de nacionalidad argentina y oriunda de Tucumán (según informaron medios bolivianos), fue identificada por comerciantes como parte de una banda delictiva que actúa en la frontera norte. Según relató la víctima del robo a la radio Studio 89 de Bermejo, el delito se produjo cuando un grupo de personas ingresó a su local simulando ser compradores. Con maniobras de distracción y agilidad, lograron sustraer un bolso con dinero y pasarlo de mano en mano hasta desaparecer. El botín, según la denuncia, asciende a más de 5.000.000 de pesos argentinos.
La acusada fue reconocida por vecinos, interceptada en la zona de la Petrolera, y entonces se desató la furia. Un grupo de comerciantes indignados comenzó a golpearla, le cortaron el pelo, la dejaron en ropa interior, la pasearon por la calle y amenazaron con prenderla fuego si no devolvía el dinero. Incluso, según los testimonios, pedían nafta para concretar la amenaza. A pesar de la presencia policial en el lugar, los efectivos no intervinieron en un primer momento, ante el pedido explícito de los comerciantes de no interferir.
Solo cuando la violencia ya había escalado y la mujer estaba visiblemente golpeada y humillada, la Policía la trasladó a la comisaría local, donde permanece detenida. La fiscalía boliviana tiene un plazo de 72 horas para definir su situación legal, aunque ya se presentaron denuncias en su contra por parte de más comerciantes, quienes aseguran que la misma mujer participó en otros robos similares en el último tiempo.
“Lo que da más bronca es que esta mujer va a tener tres abogados: uno de oficio que le da la fiscalía, otro del Consulado argentino y hasta un representante de Derechos Humanos, mientras yo tengo que salir a buscar y pagar uno para poder denunciar”, declaró con indignación la comerciante víctima del robo.
Los familiares de la mujer detenida, en tanto, denunciaron que fue víctima de un acto de tortura y exigen garantías para su integridad física y un debido proceso.
Indignación social y justicia por mano propia
La polémica escena expone nuevamente el delicado equilibrio entre la legítima indignación social frente al delito y la deriva peligrosa de la justicia por mano propia, que en esta oportunidad rozó niveles extremos de violencia, con elementos de linchamiento público, exposición mediática y tortura.
Además, pone en el centro de la escena la tensa convivencia entre comerciantes y bandas delictivas que se desplazan a través de los pasos fronterizos, aprovechando las debilidades del sistema de control y la fragilidad institucional. La banda, según los primeros indicios, tendría origen en Tucumán y operaría con logística precisa en la zona fronteriza, eligiendo blancos puntuales y usando redes de cómplices para desviar la atención y concretar los robos.
Mientras tanto, la detenida permanecerá privada de libertad en una comisaría de Bermejo. El caso también activó el seguimiento del Consulado argentino en Bolivia, que busca asegurar condiciones de legalidad y defensa para la connacional, aunque sin interferir en el proceso judicial local.
Las imágenes de la agresión ya generaron una ola de reacciones en redes sociales. Algunos usuarios respaldaron la furia de los comerciantes, mientras que otros condenaron la violencia y el trato inhumano infligido a la acusada.