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Rusia necesita un flujo de inmigrantes para compensar las tendencias de decrecimiento de su población y renovar su fuerza de trabajo, declaró ayer el director del Servicio Federal de Migración (SFM) ruso, Mijaíl Romodanovski.
“Según los pronósticos de Rosstat (la agencia estatal de estadísticas), para 2030 la población del país se reducirá hasta los 139 millones de habitantes (actualmente 143 millones)”, dijo Romodanovski en una reunión del Kremlin.
El jefe del SFM subrayó que de persistir esta tendencia “cuesta imaginar” a Rusia dentro de 50 años.
“Debido a la caída de la natalidad, la inmigración ayuda a completar la fuerza laboral. En muchos mercados laborales locales hay déficit parcial e, incluso, total de trabajadores”, dijo.
Romodanovski advirtió recientemente del peligro que representa el envejecimiento de la población.
“Esto no significa que vayamos a sustituir a los ciudadanos de Rusia con inmigrantes. Nuestra tarea consiste en acoger a gente para trabajos temporales como permanentes”, dijo el jefe del SFM.