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San Lorenzo La batalla fundacional de San Martín

Jueves, 02 de febrero de 2012 23:29
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San Martín, en el parte, destaca “el valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando”.

“...este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores”.

En octubre de 1812, al reiniciarse el sitio de Montevideo, los marinos españoles asaltaron y saquearon los pueblos de San Nicolás y San Pedro, en la costa del Paraná. Dado que no podían expedicionar por tierra comenzaron a utilizar la única vía que les quedaba: la fluvial.

Y cuando el sitio comenzó a surtir efecto, los realistas debieron salir a buscar alimentos y de paso, hostilizar a los pueblos ribereños.

En enero de 1913 llegó un rumor preocupante a Buenos Aires: en Montevideo los españoles preparaban una expedición con embarcaciones de guerra para remontar al Paraná y apoderarse de los barcos mercantes que bajaban del Paraguay. Más aún, la escuadrilla realista iba a ser comandada por el corsario Rafael Ruiz, mientras que las tropas de desembarco estarían a cargo del capitán Juan Antonio Zabala.

Ante estas noticias el gobierno de Buenos Aires ordenó que los granaderos montados con el coronel José de San Martín al frente, protegiesen la costa, de Zárate a Santa Fe.

Españoles al agua

A mediados de enero de 1813, la escuadrilla realista salió de Montevideo. Iban once embarcaciones de guerra con 350 hombres. San Martín con 150 granaderos montados, observaba discretamente a la cuadrilla realista. El comandante patriota del lugar, don Celedonio Escalada, reunió una milicia de 22 infantes, un pequeño cañón y 30 jinetes armados con chuza para enfrentar a los realistas. El 31 de enero la escuadrilla ancló cerca del pueblito de San Lorenzo. Hicieron tierra unos 100 hombres y subieron hasta el convento de San Carlos en busca de alimentos. Cuando estaban en el convento, los españoles alcanzaron a ver una polvareda a lo lejos: eran los milicianos de Escalada que llegaban por el camino del Rosario. Por precaución y por no saber el número de patriotas que se acercaban, los españoles bajaron al río prudentemente y se reembarcaron.

Combate de San Lorenzo

Desde uno de los navíos, el capitán Zabala había alcanzado a ver que los milicianos de Escalada eran unos pocos hombres. Entonces planeó un operativo para escarmentar a los criollos y de paso, registrar el convento franciscano, pues sospechaba que los frailes guardaban caudales.

La noche del 1 de febrero un paraguayo que estaba preso en uno de los barcos, logró escapar echándose al río y nadar hasta la costa. Cuando llegó al convento se encontró con Escalada y allí le contó del plan de ataque que había diseñado Zabala. Contó que al otro día (3 de febrero) desembarcarían con dos cañones y 250 hombres. Ante semejante noticia, el 2 de febrero Escalada, sin pensarlo dos veces, resolvió replegarse a Rosario pero en el camino se topó con San Martín y lo puso al tanto del inminente desembarco.

San Martín llegó de noche al convento y ocultó sus 125 granaderos detrás de sus muros. Al amanecer del 3 de febrero, los españoles comenzaron a desembarcar con sus dos cañones, tal como el paraguayo había contado. Marchaban en son de guerra creyendo que se enfrentarían con los escasos milicianos que habían visto días antes. Iban confiados cuando del convento salieron a todo galope los granaderos desplegados en dos alas: la izquierda al mando de San Martín, y la derecha dirigida por José Bermúdez. Los españoles apenas tuvieron tiempo de preparar sus cañones y hacer algunos tiritos. La atropellada los llevaría por delante en breve tiempo, unos minutos no más. El comandante español Zabala intentó hacerse fuerte protegido por el fuego de la escuadrilla naval, y resistió bayoneta en mano el ataque de los montados. Un cuarto de hora después, Zabala se vio forzado a abandonar la barranca y reembarcar dejando en el campo dos cañones, una bandera, 40 muertos y 14 prisioneros. Los patriotas por su parte tuvieron 27 heridos y 15 muertos, entre ellos el capitán Bermúdez que había dirigido el ala derecha del ataque.

Por varias razones y la escasa duración del enfrentamiento, el combate de San Lorenzo no fue nada extraordinario. Ni siquiera San Martín le dio más importancia que el bautismo de fuego de su regimiento de granaderos montados. Pero la carga sable en mano se hizo famosa, y las consecuencias estratégicas fueron demás importantes: no hubo más expediciones de los realistas al alto Paraná, y la ciudad de Montevideo comenzó a tener serios problemas de abastecimiento. Estos llevó, mucho más tarde, a su caída en manos de las tropas de Buenos Aires.

Episodio heroico

En un primer momento, los españoles atinaron defenderse y una bala de cañón mató al caballo de San Martín. El animal rodó e inmovilizó una de las piernas del coronel que quedó en el suelo. Y cuando un español iba a clavarle la bayoneta, apareció el soldado de San Luis, Juan Bautista Baigorria que se interpuso y mató al soldado realista. Comenzó entonces una defensa heroica de San Martín que permanecía inmóvil en el suelo. Y así fue que el soldado correntino Juan Bautista Cabral murió cuando ayudaba al coronel y fue atacado por un español con bayoneta. Pese a ello, San Martín logró salvar su vida con la ayuda de Bermúdez que también murió en ese combate.

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