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50 años pueden representar a varias generaciones. Las mismas a las que, cuando resuenan dos acordes de Titanes en el ring , le aparecen las mismas imágenes: luchadores de fantasía con ansias de gloria.
El 3 de marzo de 1962, la pantalla del viejo Canal 9 presentaba a Martín Karadagian y su troupe. Nacía Titanes en el ring , nacía la leyenda.
“Pasó tanto tiempo y es como si todavía fuera aquel día. Es algo que tengo muy dentro mío”, dice Rubén Peucelle, más conocido como el Ancho, uno de los pocos sobrevivientes del fenómeno y del paso del tiempo. Cincuenta años más tarde, personajes como La Momia, El Caballero Rojo, El Indio Comanche, Pepino el Payaso, el Gitano Ivanoff y decenas más, integran una extensa lista de seres que poblaron la infancia de miles de argentinos.
Lo que empezó como un programa para adultos en la década del ‘60 (iba los sábados en horario nocturno) fue transformándose en un ciclo dedicado a los niños. Uno de ellos, que quedaba prendado de las luchas en el ring, era Leandro D’Ambrosio, hoy periodista deportivo e investigador de televisión. Tanto que acaba de publicar un libro, Martín y sus Titanes , y la tarea de rastrear información sobre sus sueños de la infancia lo convirtió en un especialista en el tema. “Me encantaban las luchas, pero más todavía las máscaras. Salvo Karadagian, el Ancho y alguno más, eran muy pocos los que peleaban a cara descubierta. Y eso generaba un elemento de fantasía extra”, cuenta.
“Karadagian tenía una enorme disciplina. Y como su físico no era privilegiado lo compensaba con mucha teatralización y con su gran carisma”, dice D’Ambrosio. “El hacía algo que hoy no estaría permitido: se pegaba con cinta adhesiva una hojita de afeitar en la muñeca y cada tanto se hacía un pequeño corte en la cara para sangrar de verdad”.
Las luchas tenían su relato en la voz de Rodolfo Di Sarli quien, además, era el cerebro detrás de algunos de los personajes y sus temas musicales. “Karadagian tenía una veta fuerte de comerciante, además”, explica D’Ambrosio. “Y entonces se le ocurría poner a un luchador llamado La Hormiga para ver si enganchaba a una marca de insecticidas como auspiciante, por ejemplo. Había otro que era Minerva, por el jugo de limón. Y Yolanka, por el yogur. Si funcionaban quedaban, sino, aparecía uno tras otro”.
Titanes en el ring estuvo en el aire a lo largo de más de dos décadas (entre 1962 y 1988), pasó por tres canales (el 9, el 11 y el 13), grabó discos y filmó varias películas, siempre cautivando a chicos y no tanto. Además, su fama traspasó fronteras y los luchadores enmascarados recorrieron toda América en giras larguísimas. Y los titanes fueron de los primeros que trascendieron el fenómeno de la pantalla en forma de golosinas, chocolates, juguetes, figuritas y otros elementos de merchandising. Para muchos ex espectadores, hoy esos muñequitos son tiernos objetos de colección.
“Fue maravilloso trabajar para el público, sobre todo para los chicos, por el cariño que te devuelven”, recuerda Peucelle. “Hoy todavía la gente me saluda por la calle, los colectiveros no me cobran, me piden fotos. Esto fue mi pasión toda la vida”, dice el hombre que debutó con 25 años en el ring y se cuida haciendo actividad física como entonces.
Fuente: Clarín