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A pesar de haber arrancado la copa con algunas turbulencias, Boca Juniors enderezó el rumbo y anoche terminó clasificando en Brasil con total autoridad, mostrando esa mística copera que supo tener en la época gloriosa de Carlos Bianchi.
El xeneize hizo todo sencillo ante Fluminense en el estadio Engenhao, donde se impuso por 2-0 y se tomó revancha del partido de ida, en el que el equipo brasileño le había quitado el invicto.
Sin Juan Román Riquelme, el equipo de Flacioni adaptó su libreto y le dio protagonismo a Cristian Chávez. Presión en el mediocampo y velocidad para elaborar los ataques fueron los pilares del equipo de la ribera. A los 33 Boca no perdonó y se puso en ventaja tras un error de Luiz Euzébio que capitalizó Darío Cvitanich.
Boca se metió muy atrás en el arranque del segundo tiempo y le entregó la pelota a su rival, que toqueteó en la mitad del campo pero no encontró profundidad.
Falcioni, algo preocupado, decidió meter mano en el equipo. Cvitanich y Erviti, los dos que lucían más cansados, fueron reemplazados por Pablo Mouche y Juan Sánchez Miño. Y las variantes dieron resultado, ya que fueron los dos jugadores ingresados quienes armaron la jugada del 2-0. Mouche escapó por derecha tiró el centro y el juvenil volante por izquierda apareció por el segundo palo para fusilar a Cavalieri.
Luego, en una contra, Boca quedó mal parado y Rolando Schiavi le cometió penal a Wellington. Para cerrar una noche redonda, Orión le tapó el remate a Rafael Moura y aseguró los tres puntos y el pasaje a octavos.