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Unas 74 armas, en su mayoría pistolas nueve milímetros y revólveres calibre 22, que habían sido incautadas a delincuentes desaparecieron de la seccional 38, en el barrio de Flores, y el hecho desató un escándalo en la Policía
Federal.
Se trata de un hecho sin precedentes en la historia de la fuerza y en la fuerza ya esperan una decisión del ministerio de Seguridad, que preside Nilda Garré, sobre las autoridades de la comisaría.
La seccional tenía jurisdicción en la villa 1-11-14, una zona caliente del delito y el narcotráfico en la Capital Federal y a
donde habrían ido a parar las armas que se perdieron de un galpón de seguridad.
La Justicia sospecha que se trató de un robo por encargo y los investigadores trabajan sobre tres hipótesis: que los compradores de las armas fueron narcos con asiento en 1-11-14, piratas del asfalto o mano de obra desocupada de fuerzas de seguridad.
La causa, ahora en secreto de sumario, está a cargo de la fiscal de instrucción porteña Mónica Cuñarro, que tomó 40 medidas de pruebas e imputó hasta el momento a un uniformado de la comisaría 38.
Al imputado lo acusó de los delitos de hurto doblemente calificado, incumplimiento de los deberes de funcionario público y destrucción de medios de prueba, entre otros, publicó este domingo el diario La Nación.
La seccional 38 está en Coronel Esteban Bonorino 258 y está situada a unas 20 cuadras de la villa 1-11-14, que hasta julio pasado estaba en su jurisdicción.
En ese momento, el Ministerio de Seguridad puso en marcha el Operativo Cordón Sur y los patrullajes preventivos en la zona pasaron a ser responsabilidad de la Prefectura Naval y la Gendarmería Nacional, y la Federal fue retirada de las calles.