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Martín Balza: ?Es el mejor momento para negociar la soberanía?

Lunes, 02 de abril de 2012 10:33
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Tras realizar la mayor autocrítica interna que se recuerde sobre las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar, Martín Balza se convirtió, sin duda, en el general más renombrado de los últimos tiempos. Estuvo ocho años al frente del Ejército, promovió la eliminación del servicio militar obligatorio e impulsó con fuerza las misiones de paz en el mundo. Se llama a sí mismo “un veterano más” de la guerra de Malvinas y asegura que ese conflicto armado fue “improvisado” al extremo. En una extensa entrevista con El Tribuno, el actual embajador en Costa Rica señaló que “nadie odia más a la guerra que aquel que la conoció” y agregó que “Argentina jamás va a recurrir a la violencia para recuperar algo legítimamente suyo. No veo una escalada grande (entre Argentina y el Reino Unido), ha habido una serie de declaraciones y algunas de ellas fueron lamentables”, concluyó.

El aniversario de Malvinas viene marcado por una particular coyuntura entre Argentina y Gran Bretaña, ¿cómo lo vive usted?
Tomo este aniversario como lo toman todos los argentinos. Malvinas fue siempre un sentimiento nacional. Es una causa nacional, es una razón de Estado y, como tal, todos los argentinos tenemos que estar aglutinados en eso sin distinción partidista ni ideológica de ningún tipo. Malvinas es un sentimiento.

¿Cuán cerca cree que está el país de sentarse a negociar con Gran Bretaña?
No puedo apreciar cuán cerca estamos. Pero creo yo que nunca hemos estado en mejores condiciones de las que estamos actualmente, nunca. Cuando estoy en Argentina o afuera, leo en los diarios nacionales posiciones diversas al respecto y las respeto a todas. También debemos respetarnos mutuamente en los disensos. Repito: nunca estuvimos en mejores condiciones que hoy.

¿Por qué dice eso?
Desde hace más de 30 años Argentina tiene una plena vigencia democrática. En 1982 una desprestigiada, genocida y terrorista dictadura militar, sin consenso internacional, producto de las violaciones a los derechos humanos, nos llevó a esta aventura de una guerra jamás planificada. Ahora, tenemos gobiernos democráticos. Hay distintos organismos que no existían antes de 1982. Hay varios ejemplos: el Mercosur, el Grupo Río y la Unión Sudamericana de Naciones, entre otros. Estos organismos siguen apoyando la postura argentina ante la OEA y ante la ONU.

¿Considera que la postura argentina en el conflicto por las Malvinas es la correcta?
Creo que la posición del Gobierno, que la comparto, no solo es prudente sino que hace hincapié en los incuestionables argumentos históricos, geográficos y jurídicos de que las Malvinas son argentinas. Todos sabemos que fueron usurpadas en 1833 y que continúan bajo el dominio del Reino Unido, pero la forma de recuperarlas es la que decidió este Gobierno y los anteriores en democracia: la vía del diálogo y la negociación. La guerra no es una obra de Dios, no nos conduce a nada y es inútil. Hay que hacer prevalecer nuestros argumentos respetando la forma de vida y los intereses de los isleños, pero obviamente no los deseos. Es que así lo establece desde 1965 una resolución de las Naciones Unidas, que dice que en las Malvinas no rige el derecho de autodeterminación de los pueblos. Porque ese derecho rige para los pueblos originarios y este no es el caso. Hay dos partes para negociar, dice la ONU y la comunidad internacional, y resalto en ese contexto lo que dijeron los Estados Unidos. Las dos partes son la Argentina y el Reino Unido. Obviamente no pueden ser una parte los 2.000 isleños, porque además son británicos. Esto lo enfatizó recientemente Washington. Lo que está en juego es la soberanía, y esa es la posición de nuestro Gobierno: una posición seria, madura, prudente y que rechaza todo acto de violencia. Nadie odia más a la guerra que aquel que la conoció.

Usted habla de respetar los intereses de los isleños, pero ellos casi no pueden ver a la Argentina, ¿cómo lo compatibiliza?
Los isleños saben que durante la guerra se los respetó. No hubo ningún acto por parte de la Argentina que haya atentado contra sus vidas. No hubo denuncia de violaciones de ningún tipo. Tampoco hubo víctimas isleñas en la guerra por fuego argentino, hubo tres isleños fallecidos pero por fuego británico, que ellos lo reconocieron. Yo no creo que no nos puedan ver. Ellos no deben tener dudas de que Argentina respetará sus intereses y su forma de vida.

¿En cuánto afecta a la vía diplomática la escalada que hubo los últimos meses?
Personalmente tengo una opinión distinta a la que usted menciona. No veo una escalada grande, hubo una serie de declaraciones y algunas de ellas fueron lamentables. Sobre todo la del primer ministro David Cameron, quien dijo que la de Argentina es una actitud colonialista. Las islas Malvinas son un ejemplo de un anacrónico colonialismo. Argentina es un país abierto. Argentina jamás va a recurrir a la fuerza, pero sí va a respetar sus incuestionables argumentos.

Londres dijo que Argentina no era una amenaza para ellos porque hace 40 años que no compraba un avión nuevo. Ante un eventual conflicto armado, ¿en qué posición estamos?
Argentina no va a recurrir jamás a un conflicto armado ni con el Reino Unido ni con ningún otro país. Gran Bretaña puede opinar lo que quiera, pero Argentina no es una país bélico ni va a recurrir jamás a la violencia para recuperar algo legítimamente suyo.

Muchos creen que aquí la causa Malvinas es usada para política interna, ¿qué piensa usted?
No. Creo que no porque los argumentos argentinos han sido valorados aún por la propia oposición de nuestro país.

¿La guerra tuvo un fuerte apoyo civil o fue simplemente una locura del gobierno militar?
El golpe fue cívico-militar. No hay que olvidar que entonces el ministro de Economía era un civil. Como todos los golpes militares desde el ‘55 en adelante, hubo apoyo civil. El 16 de junio de ese año se instaló la impunidad en el país, donde se bombardeó la Ciudad de Buenos Aires y hubo más de 300 muertos. Tres meses después, esos que bombardearon fueron recibidos como libertadores y los que atentaban contra el orden constitucional nunca sufrieron nada, todo era gratis. Esa impunidad finalizó con la decisión de Néstor Kirchner de juzgar a los responsables.

¿Cómo analiza que a 30 años de la guerra los soldados que quedaron en el continente reclamen al Estado que los reconozcan como excombatientes?
Aprecio las protestas. Mi unidad, el Grupo de Artillería 3 Asiento de Paz Paso de los Libres, por distintas circunstancias de transporte no pudo cruzar completo en personal. En el monumento que tenemos en Paso de los Libres están los nombres de quienes combatieron en Malvinas. Los que quedaron por falta de transporte no figuran. Yo le doy mi definición de lo que es un veterano de guerra. Puede ser un militar o un civil movilizado que prestó servicios durante el conflicto en la zona de Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur o en la zona de exclusión fijada por el Reino Unido. También los que estuvieron sobre la superficie aérea de la zona de Malvinas o fuera de la zona de exclusión, si se hubiesen producido combates con los británicos. Es el caso del crucero General Belgrano. Los que estuvieron en eso son los veteranos de guerra para mí. Hay que recordar que en Malvinas no se decretó una orden de movilización.

¿Qué mensaje quiere darle en un día tan especial a los excombatientes?
Hoy recordamos treinta años. Yo quisiera aprovechar a través de este importante diario para mandarle un gran abrazo a todos mis litoraleños. Quiero reconocerles todo lo que dieron, dispararon hasta último momento. Nunca me voy a olvidar de ellos.


 

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