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Qué tristeza saber que en esta tierra del Milagro se cuestione la religión en las escuelas! En 1692 en Salta se hicieron votos perpetuos, sellando con el Pacto de Fidelidad que dice: “(...) ante esa cruz que nos enviasteis a través de los mares para ser escudo y defensa, juramos lo que juraron nuestros padres, teneros siempre por padre, abogado y patrono y reconocer vuestra real soberanía sobre todos los pueblos y especialmente sobre el nuestro.
Confesamos que sois el camino, la verdad y la vida, así de los individuos como de las familias, pueblos y naciones; y que lejos de Vos y de los esplendores de vuestra cruz, solo se encuentran engaños y amarguras. Hacemos nuestro el pacto de fidelidad celebrado por nuestros antepasados, prometiendo que Vos, dulce Jesús, serás siempre nuestro y que nosotros seremos siempre tuyos. Extiéndase vuestros brazos sobre este pueblo y la nación argentina, para protegernos y defendernos; y haced que las acciones y el fundamento inconmovible de nuestras instituciones (...)”. Esta es la fe de nuestro pueblo, de Salta, esta es la fe que hace a su idiosincrasia. Esa es la herencia que nos dejaron nuestros padres. Un salteño no desconoce sus orígenes católicos, al contrario, en estos tiempos es cuando más nos aferramos al Señor. ¿Cómo quitar a nuestros hijos algo tan nuestro? Sería bueno saber cuáles son los orígenes de los que reclaman, no para discriminar sino para que sepan respetar nuestra fe, que nos hace libres.
Rosario Ibarra
Ciudad