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Lo ocurrido el pasado viernes con Dardo, el perrito que sufrió graves lesiones causadas por un petardo arrojado, debe servir para que las autoridades municipales, concejales o diputados tomen cartas en el asunto. Ocurre que dentro de pocos días más comenzarán los festejos en honor a la Virgen de Urkupiña, y volverán a ensordecernos con el tronar de baterías, petardos y cohetes en los barrios de la ciudad. El estruendo provocado por estos elementos ya causó daños a animalitos que salen despavoridos de sus domicilios y son atropellados por vehículos. Causan muchas molestias a enfermos, bebés y ancianos, que sufren de problemas de salud y se ven perturbados por los estruendos. En otras ciudades, como Santa Fe, la utilización de la pirotécnica es controlada por las autoridades municipales y penada rigurosamente en caso que no se cumpla la ordenanza. Ojalá algún funcionario tome cartas en el asunto, que ya reviste gravedad.
Víctor Pedro Abán Rodríguez
Ciudad