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Todas las personas consultadas en el centro coinciden en que las peleas entre los chicos de las escuelas son cada vez más frecuentes. Consideran, además, que muchos son los motivos que desembocan en disturbios en plena hora de clase, principalmente los que tienen que ver con el medio social del niño. Con esto se refirieron a la situación económica que se presenta en cada uno de los hogares, en el tipo de familia con la que convive el menor (si es una familia tradicional o de las denominadas “ensambladas”), el tiempo que pasa con sus padres y los momentos de ocio que tiene el chico fuera del horario escolar.
“A la salida de clase y durante las horas de educación física”, así respondieron la mayoría de los vecinos al consultárseles sobre cuándo consideran que ocurren estas situaciones violentas entre menores. “En esos momentos los chicos están más dispersos y tienen menos control por parte de los docentes”, dijo un señor.
En el centro también son mayoría los que desconocen casos puntuales de chicos hostigados y perseguidos por sus compañeros. Una señora comentó que su nieta sufrió “bullying”. “Cuando era más chiquita era bien gordita y siempre usó lentes. Los chicos, a esa edad, no entienden cuánto pueden lastimar a otros”, contó. Otra vez: la burla por el aspecto físico.
Los responsables de que ocurran hechos de violencia: “Todos, la sociedad en su conjunto. Estas cosas que pasan son el reflejo de una sociedad que se ha tenido que ajustar a otros tiempos. Los padres trabajan mucho, los chicos están demasiado tiempo solos, los medios proponen contenidos cargados de violencia y los niños absorben todo eso”, dijo una mujer mientras respondía la encuesta.
La totalidad de las personas encuestadas en el centro dijo que no cree que existan patotas internas en las escuelas y consideraron que el consumo de drogas y alcohol ya ha alcanzado a estas instituciones.