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El jefe de la misión de observadores de las Naciones Unidas en Siria, general Robert Mood, reveló ayer el descubrimiento de 13 cadáveres maniatados y con disparos de armas de fuego en la cabeza.
“El general Mood está profundamente preocupado por este acto horrible e injustificable”, puntualiza un comunicado firmado por el militar.
Los cadáveres, se describe en el parte, tenían las manos atadas a la espalda y algunos de ellos mostraban claras muestras de disparos efectuados a corta distancia.
En el comunicado, el jefe de la misión de observadores “insta a todas las partes a ejercer la contención y poner fin al ciclo de violencia por el bien del pueblo sirio”.
El viernes último, más de un centenar de personas, entre ellas mujeres y niños, murieron masacradas en el poblado sirio de Houla, en un hecho de cuya autoría se acusan mutuamente tanto el gobierno de Bashar al Asad como la insurgencia armada que se le opone.
El ataque se produjo horas antes de la llegada a Siria del enviado de paz de las Naciones Unidas y la Liga Arabe, Kofi Annan, y provocó una oleada de repudio en todo el mundo, incluida la expulsión de diplomáticos sirios de capitales de Occidente.
Según estimaciones de la ONU, las víctimas fatales totales, considerando las fuerzas de seguridad, la oposición y los civiles, son más de 9.000.