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Una lucha que recién empieza

Jueves, 21 de junio de 2012 20:44
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Moyano, con una discutible metodología de protesta, volvió a acaparar todas las miradas del espectro político.

Hugo Moyano demostró en solo dos días que su poder de fuego está intacto y que no dudará ni un minuto en volver a usarlo si se profundiza su aislamiento. Esa capacidad de daño fue la misma que el camionero no usó en ocho años como aliado incondicional del Gobierno y que, a su vez, le quita un poco de sustento a la voracidad de su reclamo actual, ante la notoria pasividad anterior.

La protesta fue una señal directa al corazón del kirchnerismo a solo tres semanas de la renovación de la cúpula de la CGT, en la que la Casa Rosada viene jugando todas sus fichas para voltearlo. ¿Fue un paso atrás de Moyano el levantamiento del paro? No necesariamente, lo que buscó el camionero es descomprimir la tensión social que había generado el desabastecimiento de combustibles para no ponerse al grueso de la sociedad como enemiga. Por eso, para no perder la iniciativa política que logró estos días, Moyano anunció que la semana que viene volverá a parar, pero ahora con la Presidenta como única destinataria de sus exigencias.

El Gobierno, que sigue sin actualizar el mínimo no imponible de ganancias, reaccionó ante la avanzada de Camioneros de la misma forma en la que acostumbra en estos casos, con un contraataque. No hubo llamados al diálogo ni promesas futuras que pongan paños fríos al asunto, todo lo contrario: denuncias penales, multas millonarias y una fuerte campaña de desprestigio público.

El Gobierno ya tendría decidido subir el piso de ganancias, pero no lo anunciará ahora para no instalar que dio el brazo a torcer ante Moyano. Esa jugada tiene sus riesgos, ya que el Congreso de la CGT podría suspenderse hasta agosto o septiembre, y se vería demorada así una medida reclamada por todos los gremios del país, sean moyanistas u opositores.

Quedó evidenciado con suma claridad que, detrás del reclamo gremial y de la respuesta oficial, había una formidable lucha de poder que amenaza con profundizarse en las próximas horas. Eso, desde ya, abarca a ambos sectores sin distinción.

¿Por qué Moyano apretó ahora el acelerador y no antes? Básicamente por dos motivos. En primer lugar porque necesita mostrar fortaleza para la disputa interna que tendrá el 12 de julio o después contra sus rivales en la CGT. Y, en segundo orden, porque el camionero percibe que la situación económica del país empieza a tambalear y que el descontento hacia el Gobierno tiene hoy más fuerza del que tenía pocos meses atrás. Cálculo puro y duro que le dicen.

Todo esto se da en momentos en los que la inflación no baja, pese al notorio freno de la economía a raíz de la crisis mundial, pero también de las arbitrarias trabas al dólar y a las importaciones.

La protesta de Camioneros volvió a desnudar la impericia del Gobierno para reaccionar ante situaciones límite. Extrañamente, el kirchnerismo cargó los dardos contra Daniel Scioli, quien la semana anterior se había mostrado con Moyano. El gobernador, que cada vez muestra más signos de independencia, está siendo forzado hacia la ruptura total, lo que no le aportaría ningún rédito político al Gobierno a más de tres años de las elecciones presidenciales.

 

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