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En las localidades ubicadas en los Valles Calchaquíes, casi la totalidad de los docentes consultados coincidió que en la actualidad los chicos se pelean más que antes y con más agresividad.
Señalaron como las principales motivaciones a la envidia y, respecto a las motivaciones, señalaron que generalmente un alumno es agredido verbal o físicamente por su rendimiento escolar (es más aplicado que el resto) o por su aspecto físico. Al igual que en otras regiones, aquí también las apariencias y la situación social juegan un rol fundamental en la conducta de niños y jóvenes.
Según los docentes y padres consultados, generalmente los enfrentamientos entre alumnos se producen a la salida de clases, a no más de dos cuadras de los edificios escolares. Aquí se agrega otra causal de violencia: la rivalidad que existe entre alumnos de distintos establecimientos escolares, o entre grupos de distintos cursos de una misma escuela.
Respecto a este punto, manifestaron a El Tribuno la necesidad de que la Policía destine más personal de seguridad en los alrededores de los establecimientos primarios y secundarios, sobre todo en los horarios críticos.
“La persecución y el hostigamiento a los chicos más vulnerables son más frecuentes de lo imaginable, ya que la mayoría de los casos no son dados a conocer públicamente”, contaron. Agregaron que “muchas familias prefieren el silencio, es decir, no hacer públicos los casos, para evitar que sus niños sufran aún más ataques de parte de sus compañeros”.
Un dato importante que surgió de los Valles Calchaquíes es que aquí prácticamente no existen las patotas y el consumo de drogas y alcohol en niños y jóvenes en edad escolar es mínimo.