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1 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Figuraban como presos legales, pero desaparecieron

Sabado, 30 de junio de 2012 17:45
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Los casos de René Russo y de Raúl Benjamín Osores, en el norte de la provincia, determinaron que el aparato represivo utilizó hasta las detenciones supuestamente legales para hacer desaparecer a los militantes de izquierda. Ambos fueron apresados en las ciudades de Orán y Embarcación, respectivamente, por personal de Gendarmería Nacional, recibieron visitas de sus familiares y desaparecieron misteriosamente cuando los condujeron al penal de Villa Las Rosas en la capital salteña.

Russo tenía 27 años, era militante de la Juventud Comunista, integraba la Banda de Música de la Municipalidad de Orán y se desempeñaba como secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados municipales. Lo fueron a buscar a su casa, minutos después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Su esposa, Reina Dolores Parada, lo vio hasta el mes de octubre de ese año en el Escuadrón 20 Orán cuando lo condujeron hasta a Villa Las Rosas.

Los padres de Russo, que residían en General Gemes, tomaron la posta de las visitas y todo hacía suponer que no corría riesgo, sobre todo cuando recibieron una carta del imputado exjefe de la Guarnición Ejército Salta, Carlos Alberto Mulhall, anunciándoles que el detenido estaba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Los rastros del dirigente se perdieron el 24 de diciembre en la Central de Policía, a donde había sido trasladado junto a otros detenidos para que se disponga la libertad. Los padres lo aguardaron afuera, la mayoría salió pero Russo no y, a partir de ese momento, nada más de supo de él. “Yo me quedé con dos hijos chiquitos, sin ningún sustento, y nadie me explicó qué hicieron con mi esposo”, relató Reina Parada.

Osores, era oriundo de Tartagal, y se había radicado en Embarcación para ejercer el cargo de secretario general de la Federación de Trabajadores Rurales y Estibadores. Tenía 25 años. Sospechando que lo iban a detener, el día del golpe se ocultó en las serranías y cuando a la noche fue a la casa de un amigo, Efraín Villarroel, se enteró que la Gendarmería había apresado a su compañera Asunción Vilte. Sus cancerberos sospechaban que los Villarroel lo protegían y entonces hicieron circular mensajes diciendo que se presentara a cambio de la libertad de la mujer. Así lo hizo en los primeros días de abril, pero nada de eso se cumplió. Vilte permaneció encarcelada por espacio de tres años y Osores pasó a integrar la lista de desaparecidos. Su madre, Dolores Mauricia Torres, lo visitó en varias ocasiones en Embarcación y Orán. En mayo lo trasladaron al penal de Villa Las Rosas, pero allí ningún familiar pudo verlo. Amelia Argentina Osores, contó que como no le permitían ver a su hermano, en una ocasión se hizo pasar por sobrina de Fernando Guerín, un profesor que ella conocía de Tartagal. “El profe me confirmó que Raúl estaba ahí y yo le creo”, dijo. La mujer relató que tanto ella como Raúl y otro hermano que declaró en el juicio eran militantes de la agrupación montoneros. “Era un dirigente comprometido; él luchaba contra la explotación de los peones rurales de la zona y por eso los patrones le tenía bronca”, sentenció.

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