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Las imágenes bochornosas del video en el que se muestran torturas contra prisioneros son tan elocuentes que los cinco policías involucrados que ya estuvieron ante el juez se negaron a declarar. La fecha del video también es significativa. La sesión de torturas se produjo entre junio y julio de 2011.
En esa misma época, pero en mayo, los hermanos Luis y Carlos Giménez denunciaron haber sido torturados cuando fueron detenidos, justamente en Güemes, durante un episodio de aparente tráfico de cocaína.
Los hermanos Giménez acusaron, entre otros, al secretario de Seguridad, Aldo Saravia, quien se defendió diciendo que “son inventos de El Tribuno que busca ensuciar a los funcionarios de este gobierno”. La denuncia, cabe aclararlo, no la formuló este medio sino el abogado de los hermanos, Marcelo Arancibia.
El mismo gobernador Juan Manuel Urtubey agregó que “los medios y en particular El Tribuno se solidarizan con acusados de narcotráfico”. La denuncia fue tomada por el fiscal federal 2, Eduardo Villalba, pero la causa no registra novedades desde entonces en el despacho del juez Julio Bavio.
Los tormentos para hacer “cantar” a los presos son delitos cometidos desde el poder del Estado. Es probable que en muchas otras provincias haya torturas en las comisarías, pero eso no es un atenuante. Las policías bravas no resuelven el problema de la inseguridad, porque, bajo tortura, una persona puede confesar cualquier cosa. El desafío para Salta consiste en reemplazar la mano dura por la modernización y la eficiencia.