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Fernando Marconi, el principal sospechoso por el asesinato en un supermercado de Cañuelas de los hermanos Leonardo y Marcelo Massa, se entregó ayer en La Plata.
Marconi quedó en la mira de los investigadores, ya que años atrás había sido detenido tras asaltar y balear a uno de los hermanos asesinados el pasado domingo.
Según trascendió, tras escuchar la sentencia que lo condenó a prisión por aquel aberrante hecho, juró venganza contra quienes habían testificado en su contra, entre ellos los hermanos Massa.
El lunes, el propio ministro de Seguridad, Ricardo Casal, admitió que la pista más firme apuntaba a un ajuste de cuentas y no a un hecho de inseguridad “al voleo”.
De acuerdo a las cámaras de seguridad a las que accedió la Justicia, hay otros dos sospechosos que habrían actuado junto al asesino que ahora son intensamente buscados por la Policía Bonaerense.
El lunes, amigos de las víctimas y vecinos de Cañuelas realizaron una importante manifestación frente a la Municipalidad para exigir justicia y más seguridad en la zona. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, prometió ayer una “pronta ejecución” de las nuevas medidas. En medio del dolor y el pedido de justicia, la ciudad de Cañuelas despidió a Marcelo y Leonardo Massa, quienes atendían un supermercado en el centro de la ciudad. Al llegar los féretros a la parroquia local, donde se ofició una misa, surgieron aplausos de manera unánime de parte de la gran cantidad de gente que se acercó al lugar.
Elizabeth, tía de las víctimas, los recordó entre lágrimas. “Lo único que hacían era trabajar y cuidar a sus hijos, como la mayoría de nuestros jóvenes”, expresó la mujer.
“La gente de Cañuelas es el reflejo de lo que fueron nuestros chicos. Le agradezco infinitamente a este pueblo maravilloso”, expresó Elizabeth.