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El crimen de Rizo Patrón compromete a la Policía

Lunes, 30 de julio de 2012 22:50
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En el juicio por la megacausa de la UNSa se va confirmando cada vez con mayor fuerza que del secuestro y asesinato del profesor Luis Eduardo Rizo Patrón -el 13 de abril de 1976- participaron fuerzas conjuntas del Ejército y de la Policía de la Provincia. En esta etapa del proceso, por este crimen, el único imputado es el exjefe de la Guarnición Ejército Salta Carlos Alberto Mulhall, pero durante el desarrollo del debate que se realiza en la Ciudad Judicial varios testigos orientaron sus sospechas hacia los jefes y algunos subalternos que cumplían funciones en la comisaría y la Unidad Regional Metán. La mayoría citó a los comisarios Jándula, Sona y Rafael Perelló. También sonó fuerte el nombre de un funcionario de la Dirección de Tránsito, considerado agente de inteligencia del Ejército.

Ayer prestó declaración el presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Santiago Godoy, quien aseguró que fue víctima de persecución a raíz de su pasado como dirigente estudiantil cuando cursaba la carrera de Derecho en la Universidad de Tucumán. Recordó que en una oportunidad una patrulla policial, al mando de los imputados Joaquín Guil y Abel Vicente Murúa, allanó su vivienda de la calle Córdoba al 400. “Me dijeron: Déjese de joder porque a usted le va a pasar lo mismo que a Rizo Patrón”, contó. El legislador también aludió al comisario Jándula (a) el “Gringo”, del que reveló que cuando concurría al Club Comercio se mofaba de los secuestros y asesinatos de militantes de izquierda. “Decía que a todos los zurditos les iba a pasar lo mismo que a Rizo Patrón y eso me hace pensar que la Policía participó también de ese crimen”, afirmó. Refirió que a partir de ese momento optó por mantenerse en silencio y, ante una pregunta de la querellante Tania Kiriaco, reconoció que se negó a defender a presos políticos porque tenía miedo.

El médico Carlos Poma fue otro que comprometió a la Policía al recordar el allanamiento de su clínica y la detención del médico peruano Pedro Rivera Yupanqui. Señaló que cuando fue a la comisaría a preguntar por el colega, el comisario Echenique le exigió que se retirara sin darle ninguna explicación, y que lo propio ocurrió cuando fue a ver al capitán Valenti Figueroa, a quien el gobierno del proceso lo designó intendente de Metán. Respecto a Rivera Yupanqui, el testigo contó que lo liberaron un mes después con signos evidentes de haber sido torturado. “Lloró desconsoladamente cuando nos contaba lo que le había pasado y para salvar su vida retornó a su país y nunca más lo volví a ver”, manifestó Poma. Además, le consultaron acerca de los comentarios de la época que le adjudicaban haber sometido a una intervención quirúrgica al dirigente guerrillero Roberto Santucho, luego de haber sido herido de bala durante un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. “En honor a la verdad, no conocí ni operé a Santucho y tampoco fui molestado por esos comentarios”, dijo.

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