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El juicio por la UNSa quedó sin un imputado

Sabado, 11 de agosto de 2012 22:27
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El juicio por la megacausa de la UNSa se quedó sin uno de sus imputados por el fallecimiento del comisario Abel Vicente Murúa, considerado como uno de los integrantes de la denominada “Banda de los comisarios”, que lideró entre las décadas del '60 y '70 Joaquín Guil, otro de los miembros de la Policía que está en el banquillo de los acusados. “Una vez más se cumple la impunidad biológica, que es algo que venimos denunciando desde hace tiempo”, se quejó el querellante David Leiva. Murúa estaba imputado en tres casos de secuestro y desaparición de personas en esta ciudad.

La primera de ellas fue Silvia Benjamina Aramayo, profesora de la UNSa, cuyos rastros se perdieron el 24 de septiembre de 1976, cuando cuatro personas, que se identificaron como miembros de Gendarmería Nacional, ingresaron con violencia en su casa en la calle Aniceto Latorre al 1800. Uno de ellos, Juan Manuel Ovalle, medio hermano de Murúa, fue reconocido por su voz y su contextura física por la madre de la víctima, Brunilda Rojas. Se trasladaban en dos vehículos sin patentes, uno color blanco y otro gris. En la vivienda se encontraban su madre, Brunilda Rojas; sus hermanos Nora Griselda, de 21 años de edad; Carlos Oscar, de 19 años, y Pedro Luna, dueño de la casa donde habitaban.

Ovalle y el resto de las personas que ingresaron los hicieron poner a todos boca abajo, a quedarse inmóviles contra el piso y los amenazaron diciéndoles que, de no hacerlo, “les volarían la cabeza de un tiro”. Días después, la señora Rojas fue a la Central de Policía a entrevistarse con el entonces inspector Mayor Abel Vicente Murúa, para que intercediera ante Ovalle y que le devolviera a su hija. Murúa la agarró de la ropa expresándole que “se callara la boca y no diga nada ya que la iba a meter adentro de la Central y la iba a hacer mierda”. Silvia Aramayo fue dejada cesante de su cargo por encontrarse vinculada a actividades de carácter subversivo. Entre sus alumnos se encontraba Juan Manuel Ovalle.

Murúa también estaba imputado junto a Guil en el secuestro y desaparición de un matrimonio. Juan Carlos Parada de Mallo fue detenido el día 17 de marzo de 1978, por la Policía de la Provincia de Salta, desde un taller mecánico ubicado en la calle Alvear 70 de la ciudad de Salta. Marta Cascella, en circunstancias que se encontraba realizando diligencias para saber cuál era el destino de su marido, desapareció el 29 del mismo mes, cuando concurrió a la Central de Policía, luego de recibir un llamado telefónico en su lugar de trabajo, Peluquería Burgos.

En su resolución, la Justicia Federal determinó que los procesados Murúa y Guil tenían su dominio disponiendo de todo lo necesario para lograr la desaparición física de Parada de Mallo y de Cascella.

El querellante Leiva lamentó que con su desaparición, Murúa “se fue como inocente”. Expresó que “todo esto sucede por la excesiva demora en la realización de los procesos judiciales”. Indicó que “la investigación judicial determinó la plena participación de este comisario en los hechos que les imputaban, pero lamentablemente se fue como un inocente”.

 

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