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Sandra Mihanovich y su ahijada Sonsoles Rey Obligado, evolucionan “muy bien”, luego que el martes la joven recibió un riñón donado por la popular cantante, en un hecho que por sus características debió ser autorizado por la Justicia.
Ricardo Durlach, director del Hospital Alemán donde se realizaron ambas operaciones, destacó que la intervención “se realizó por incisión tradicional sin complicaciones, con descenso de los valores de urea y creatinina en la receptora, encontrándose ambas pacientes en condiciones de permanecer en piso”.
Un largo camino
Lo sucedido es consecuencia de un extenso camino iniciado por Sandra. Como la Ley de Trasplantes prohibe la donación de órganos o tejidos entre personas que no tienen un vínculo familiar directo, Mihanovich tuvo que iniciar un juicio para que se autorizara su entrega.
La sentencia, firmada el 30 de julio pasado por el juez federal subrogante a cargo del juzgado Civil y Comercial Federal 5, Alejandro Jorge Nobili, consigna que “se acredita la relación de profunda amistad y familiaridad entre la donante y la receptora y su familia, pues queda comprobado que la señora Mihanovich es la madrina de bautismo de la receptora”.
“Ese lazo, las declaraciones de los testigos y las de personas directamente involucradas dejan luz sobre el motivo altruista del acto y la solidaridad en que se funda y su gratuidad”, resaltó el fallo que permitió la operación.
En el expediente intervinieron peritos médicos y psiquiátricos y una asistente social, que acreditaron que Mihanovich era una paciente apta como donante, que el transplante razonablemente no le causará un grave perjuicio a su salud y que existen perspectivas de éxito para conservar la vida y mejorar la salud de la receptora.
Celeridad judicial
La abogada Andrea Kaprielan, patrocinante de Sandra Mihanovich, destacó ayer la actitud de la Justicia al considerar que actuó “con celeridad” al autorizar la donación.
La letrada dijo que la resolución “fue muy rápida”; todos actuaron con claridad, con conciencia, con diligencia y han hecho todo lo que hay que hacer”, al tiempo que llamó a “donar órganos” porque hacerlo “es dar vida”.
Durlach destacó que en este caso “el riñón fue donado por un donante vivo y aquellas personas que lo donan pueden vivir vidas sanas con el riñón restante”.
El caso de los cuñados
Este acto tiene como antecedente otro ocurrido el 25 de abril del año pasado, cuando Sonia donó un riñón a su cuñado Clodomiro, ambos residentes en el barrio de Liniers. El, un pescador de 58 años; ella, una costurera de 35 años.
Los dos enviaron saludos y pronta recuperación a las chicas.