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El desconcierto clásico

Sabado, 25 de agosto de 2012 01:30
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 Misteriosos, serios, enigmáticos y vacilantes. Los técnicos Víctor Riggio y Hubert Piozzi trabajaron de una manera desconcertante en la semana previa al clásico que Gimnasia y Central Norte disputarán mañana, a las 16.30, en el Gigante del Norte.

Misterioso fue el Tano Riggio. Como siempre. Una costumbre suya en la previa de los clásicos, además de sus “locuras”. En la práctica del jueves cerró las puertas del estadio y ayer ahuyentó a la prensa un par de veces, en su intento de trabajar a solas en pleno campo abierto (en La Calderilla). “No se puede laburar tranquilo”, gritó el DT albo un tanto fastidioso pero, a la vez, sin enojarse del todo.
Piozzi, en cambio, trabajó a la vista de todos pero vaciló más de la cuenta para armar el equipo: el jueves probó durante una hora con cinco cambios y un esquema táctico diferente (el 4-3-1-2). Ayer se retrotrajo, volvió a la línea de tres (3-4-1-2) y ratificó solo cuatro variantes en el once titular. 
El DT cuervo inició la semana con una rara faceta: se mostró de poco ánimo, muy serio y hasta enojado con los jugadores, como si todavía le perdurara la goleada del debut. En cambio, ayer transmitió fuerza, confianza, ondas positivas. Y dicen que un equipo absorbe todo lo que un técnico transmite...
Para Riggio, este clásico es una verdadera presión de olla a vapor. Su pasado cuervo lo sigue condenando, aunque ya dirigió a Gimnasia más veces que a Central Norte. Pero sigue siendo resistido por unos cuantos hinchas millonarios y que prometen ser más ante una nueva derrota en manos del cuervo.
Para Piozzi es distinto. Todavía tiene crédito de sobra en la gente y la dirigencia. Pero anduvo muy extraño en estos días. No es el mismo DT que llegó sin presiones y descontracturado el año pasado. Pero, al igual que Riggio, una derrota en un clásico puede ser aún más desconcertante.
 
Una vieja obsesión del DT
 
La elaboración artesanal de jugadas preparadas, buscando la sorpresa, o el aceitar de situaciones de balón detenido, como una de las cartas para romper los cerrojos que ofrecerá un clásico reñido y con urgencias mutuas, volvieron a ser los actores principales de una actividad de Gimnasia previa a un choque con Central Norte. El Tano Riggio trabajó hasta el cansancio ayer por la tarde en La Calderilla en las situaciones que marcarán la impronta del clásico. Federico Rodríguez y Maxi Gómez, con sendas lesiones, podrán ser parte del banco de relevos, no así Franco Ascencio.
A su vez, Diego Coria, Maxi Martínez y Mariano López recibieron anoche sus habilitaciones y podrán ser parte de los suplentes.
En otro orden, para moderar los gastos operativos, el búnker donde el albo aguardará el clásico no será San Lorenzo ni La Calderilla. Concentrará hoy en un hotel céntrico.
 
Martínez tiene que ordenar
 
El líbero debe ser como un capitán en todo equipo. El puesto que Carlos Fretes ocupó acertadamente en el último tiempo recayó en Diego Ledesma por un partido y ahora lo tomará Emanuel Martínez. Piozzi tuvo una charla con el jugador y le dio toda su confianza: Agudiak y la Chancha Zárate (delanteros albos) no pueden pasar. Martínez reemplazará al lesionado Ledesma, con Felipe y Armella a los costados, en la línea de tres.
El plantel cuervo entrenará hoy por la mañana y luego del mediodía quedará concentrado. El banco lo definirá Piozzi hoy mismo, pero casi con seguridad estarán: el arquero Germán Salort, Inestal, Chiaraviglio, Manzano, Perillo y Magno.
Por otra parte, y a manera de incentivo, la dirigencia del cuervo puso al día a los jugadores con los sueldos. Pero, eso sí, no habrá premio extra por ganarle a Gimnasia.
 
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