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Nada será igual, más allá de lo que diga en público

Viernes, 14 de septiembre de 2012 18:25
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La magnitud de la movilización del jueves pasado es un hecho político en sí misma.

La protesta fue contundente y obligará al oficialismo a reflexionar sobre la viabilidad de una reforma constitucional que habilite un tercer mandato de Cristina.

La convocatoria a través de las redes sociales surtió un efecto masivo, que otorga a la movilización de centenares de miles de personas en todo el país un plus de valor. No hubo camiones que llevaran gente; no hubo regalos ni recitales gratuitos.

La semántica política dirá si fue espontáneo o no. El realismo político no admite dudas sobre la expresión de enorme malestar que se materializó en las calles.

Una primera revisión, que difícilmente prospere, obligaría a pensar si una presidenta elegida por el 54 por ciento de los votos puede actuar como si solo fuera la presidenta de sus votantes. Al mismo tiempo, sería engañoso suponer que no había votantes kirchneristas entre quienes el jueves salieron a la calle.

Parece claro que el abuso de la cadena oficial por parte de la mandataria es contraproducente. Ella puede decir, si le conviene, que a partir de 2003 la Argentina produjo un salto cualitativo. Mucha gente está de acuerdo; otra, no; pero a la mayoría le genera dudas que la historia presente de la Nación gire en torno de una familia. Irrumpir en los hogares, a las 10 de la noche, con un mensaje televisivo de más de una hora, es un error irritante, incluso para aquellos que creen en el modelo.

Para el Gobierno nacional, la movilización trae aparejado un problema: el de la sucesión.

La posibilidad de un tercer mandato es un fantasma que permite congelar las luchas intestinas por el poder. Esa posibilidad, a estas horas, aparece muy lejana.

Sin embargo, la presión demoledora del Poder Ejecutivo sobre los eventuales sucesores, Macri, Scioli o De la Sota, podría recrudecer, impulsada por sectores del ultraoficialismo, pero con beneficio discutible para la presidenta.

Las elecciones legislativas de 2012 tendrán otro escenario. Más allá de lo que se diga en estas horas, nada será igual después del jueves.

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